De cofradías romanas y Pascua mexicana 5d5h62

Hola, soy Manuela de la Cruz y esto es No me cuentes historias.

Hola, muy buenas. ¿Cómo estáis? ¿Cómo fueron las fiestas? La de cosas que han pasado en tan poco tiempo, ¿verdad? Y es que hay veces que se pasa la vida sin que ocurra nada y otras en las que te pasa la vida en un segundo.

Supongo que radica parte de su magia.

No sé si estaréis de acuerdo conmigo.

Bueno, pues para esta vuelta a los micros os hemos preparado un programa un pelín relacionado con estos días que hemos dejado atrás.

Pero tampoco mucho. O quizás sí.

Bueno, ¿qué os parece si comenzamos y lo decidís? En el año 325, el emperador Constantino convocó el concilio de Nicea en el que, entre otras muchas cuestiones, se establecieron las fechas para la Pascua, comenzando el primer domingo después de la primera luna llena tras el equinoccio de primavera en el hemisferio norte, al que se conoce como Domingo de Ramos.

Dependiendo de cada lugar, la cultura vinculada al cristianismo es distinta, así como los grupos protagonistas de la Semana Santa.

Queríamos comenzar el programa de hoy hablándoos del origen de una de estas agrupaciones, las cofradías, que honden sus raíces en la mismísima Antigua Roma.

Y, por supuesto, ¿quién mejor que nuestra historiadora favorita para hablarnos de ello? Así que, tras el parón primaveral, damos de nuevo la bienvenida al programa a Laura Albert.

Hola, Laura, bienvenida.

Hola, Manuela. Hola a todos y a todas.

Pues sí, hoy os voy a hablar sobre la primera idea de lo que mucho más tarde conoceríamos como la mafia italiana.

Y es que ya en la Antigua Roma existía un tipo de organización llamadas colegia, que empezaron siendo asociaciones religiosas y acabaron convertidas en auténticas organizaciones criminales que se dedicaban a hacer todo tipo de delitos y extorsiones.

Los colegia surgieron al juntarse los profesionales de un mismo oficio para protegerse entre ellos.

Cada colegium se regulaba con una serie de rituales y normas que debían de seguir todos sus y se protegían con un grandísimo secretismo.

El líder de cada uno de estos era el pater, que tenía una autoridad absoluta.

Como os podéis imaginar, bueno, pues estas organizaciones no hacían las cosas bien.

Digamos que extorsionaban a los profesionales que no se unían, como haciendo que sufrieran algún tipo de accidente.

Así que bueno, pues con la crisis de la República Romana, algunos de estos colegia fueron absorbidos por grupos criminales.

Y bueno, decían que lo hacían como para que pasasen a formar parte de una cofradía religiosa, donde les decían que podían realizar sus reuniones y sus delitos sin levantar sospechas.

Así que pues a esta gente acababa conviniéndoles ser parte de estas asociaciones.

El Senado Romano directamente las prohibió, aunque bajo mano, ya sabemos, siguieron existiendo.

Incluso los gobernantes de la época las utilizaban para que las votaciones por el poder, por ejemplo, pues estuvieran de parte del que les pagaba.

Los colegia terminaron dividiéndose y convirtiéndose en facciones rivales que se disputaban, digamos, el poder de cada ciudad.

Y con la llegada del primer emperador, Augusto, todo esto llegó a su fin.

Gracias a la ley Iulia de Colegis, se acabó disolviendo todas estas cofradías, a excepción de las más antiguas.

Y además se creó algún que otro colegium nuevo.

Bueno, esto se reservaba en el derecho de investigar a todos sus , para que así no hubiera problemas delictivos en un futuro.

Y así fue como los colegia volvieron a ser de nuevo inocentes agrupaciones religiosas, pero siempre bajo supervisión estatal.

Y por supuesto, si el emperador decidía que no le gustaba el comportamiento del colegium en concreto, pues de un plumazo,