Del creciente infantilismo en la mayoría de gobierno 2fx4h

Economía Digital presenta La Plaza.

Buenas tardes, buenos días, buenas noches.

Como ustedes quieran, el orden de los factores no altera el producto, decían o aprendíamos en matemáticas cuando éramos pequeños.

Gracias, en cualquier caso, por estar con nosotros, por participar, por sintonizar, por descargarse un episodio más de La Plaza.

Ya saben ustedes, la mesa de debate, la tertulia, que regularmente se graba aquí, en los estudios de Economía Digital, y que intenta darle un poquito la vuelta a la actualidad más inmediata, que se ha producido a lo largo de los últimos días.

Habrá que empezar, nosotros ya lo hacemos, o lo intentamos hacer cada semana, pero habrá que empezar a pensar en deconstruir a nuestro presidente del gobierno, a Pedro Sánchez, un hombre que se mueve mejor, y le interesa mucho más el lenguaje que los hechos, incluso que la realidad.

Ante los primeros espantos que causaron sus muy radicales giros de guión, recuerden aquello de que ni España ni él podrían dormir tranquilos, con Podemos en el gobierno, a un profundo abrazo al cabo de muy pocos días, casi horas, y Pablo Iglesias de vicepresidente del gobierno.

Recuerden también aquello de que nunca pactaré con Bildu, ¿cómo quiere que se lo diga? ¿Cuántas veces quiere que se lo repita, que nunca pactaré con Bildu? Al cariño que se demuestran ahora, tanto en público, no sé si en privado, pues fíjense.

Recuerden lo de la amnistía de Puigdemont, etc.

No voy a aburrirles con cosas que todos ustedes ya conocen, y espero que no haya normalizado, que no haya interiorizado.

Cuando fue preguntado por Carlos Alxina sobre por qué había mentido al electorado, pues inventó un nuevo giro del lenguaje.

Dijo, no eran mentiras, son cambios de opinión.

El personaje, hay que reconocerlo, se ha ido superando con el tiempo.

Era difícil, pero lo está logrando.

Cada vez es capaz de rizar más el rizo.

Ayer, esto lo estábamos grabando un viernes por la mañana, un viernes 21, el presidente Sánchez se mostró molesto porque se llamase Rearme en Europa al Rearme.

Prefiere que se le diga, si no estoy equivocado, inversión en tecnología de doble uso.

Supongo que de doble uso se referirá, por ejemplo, a los dos millones de cartuchos que ha pedido una comisaria europea para enviar urgentemente a Ucrania, y el doble uso debe ser, los cartuchos matan, y el siguiente uso, el otro uso, debe ser el reciclado.

No lo sé, cuesta trabajo.

No es Rearme las ingentes cantidades de dinero que la Unión Europea está dispuesta a invertir en misiles, en radares, en drones, sistemas, etcétera.

No es Rearme.

Tras lo de y miembras, no está mal.

Convertir Rearme en tecnología de doble uso.

En fin, son las cosas de nuestro presidente, pero no son las cosas de nuestro presidente, son nuestras cosas, son nuestras cosas.

Para mí es grave.

Esto, para ustedes, no lo sé, lo tendrán que decidir ustedes.

Y lo que les parece a nuestros contertulios de hoy, nuestros compañeros de hoy en la plaza, lo dirán ellos.

Yo no sé quién, evidentemente, para hablar en nombre de nadie.

Este episodio iba a decir esta tarde, esta noche, este día, pero ya iba a ser muy reiterativo.

Están Alejandro Ramírez. ¿Qué tal, Alejandro? Hola, Juan.

Y desde el País Vasco, nada más y nada menos que don Miguel Ángel Hídegolas.

¿Qué tal, Miguel Ángel? Muy bueno, es un placer, Juan, Alejandro.

Pues igualmente, por supuesto.

Vamos a empezar, si os parece, a desarrollar el tema de defensa, pero también ha sido una semana ya rica en escenas.

Y no de matrimonio, sino de política.

Bueno, de matrimonio también.

Con Ábalos siempre hay escenas de matrimonio.

Muchas, efectivamente.

Esas no faltan.

Vamos a empezar, que ya no nos contenemos.

Ya no nos podemos contener. Empezamos ahora mismo.

Vamos a empezar, Alejandro, Miguel Ángel.

Podemos empezar también por lo de Ábalos, porque lo que se ha sabido esta semana es que tendría WhatsApp.

Tendríamos que convertirnos casi en guionistas o en humoristas