La Festividad, de H.P. Lovecraft 13336h

Los cuentos de la casa de la bruja tu pocas semanal de relatos de misterio ciencia ficción terror cada viernes al caer la noche un nuevo relato si te gusta nuestro contenido suscribe te y si te encanta hazte fan desde el botón azul apoyar y accede a todo el conteo unido extra y ahora disfruta de este programa los cuentos de la casa de la bruja presentan la festividad de loft kraft hacen los demonios que aquellos que no existen pero que casi existen aparezcan para observar a los hombres lactancia me hallaba lejos de mi hogar y sufrir el encantamiento del mar oriental escuchaba su red mico golpear contra las rocas y sabía que se encontraba justamente detrás de la colina en la que los sauces retorcidos se agita van contra el cielo claro en el que brillaba en las primeras estrellas del atardecer caía la tarde y obediente al mandato de mis padres que me habían convocado a la vieja ciudad de la costa continúe mi camino sobre la nieve fresca que cubría que el solitario camino que se arrastraba hacia arriba hacia el punto en el que al de barak parpadeaba brillante entre los árboles hacia la muy antigua ciudad dad que nunca había visto pero con la que había soñado muy amenudo era el solsticio de invierno que los hombres llaman navidad aunque en lo más oscuro de su mente tienen el conocimiento de que dicha fiesta es más antigua que belén y que babilonia más vieja que me fish y que la misma humanidad era el solsticio de invierno y al filme encaminaba la antigua ciudad costera en la que los de mi pueblo habían habitado celebrando la festividad en los viejos tiempos en los que tal celebración estaba prohibida y en la que habían ordenado a sus descendientes que celebrarse en la festividad una vez por siglo que no se perdiese la memoria de los secretos primitivos la mía era una antigua raza dije ya incluso cuando se colón hizo esta tierra hace trescientos años eran gente extrañar gente venida de manera furtiva de las tierras del sur de los jardines de orquídeas que oliana opio y hablaban otra lengua antes de aprender la que utilizaban los pescadores de ojos azules y ahora se hallaban dispersos unidos solos por la práctica de los rituales de unos misterios que ningún viviente podía comprender yo era el único que volvió a aquella noche a la vieja ciudad de pescadores como mandaba la leyenda porque el recuerdo es patrimonio tan solo de los pobres y de los olvidados entonces más allá de la cima de la colina vía kim sport extenderse el haga andaluz el atardecer la nevada kim sport con sus antiguas maletas y sus campanario coronado de agujas galerías y chimeneas muelles y pequeños puentes sauces y campo santos laberintos interminables de calles estrechas retorcidas y empinadas coronadas por la iglesia que el tiempo no sabía ha derribado incesantes de da los de viviendas de estilo colonial apiñada su esparcidas por todos los ángulos y a todos los niveles como fragmentos desordenados de un juego de construcción la antigüedad agitada sus alas grises sobre los aleros blanqueados por el invierno y sobre los techos de pizarra y las farolas y pequeñas ventanas que se encendía en una por una en el atardecer helado uniendo sus luces a las de orión y otras estrellas arcaicas y el mar se golpeaba contra los males putrefacto el mar inmemorial lleno de secretos del que habían surgido en tiempos antiguos los habitantes de quienes corta junto al lugar más elevados del camino se alzaba un montículo aún más elevado pelado y azotado por el viento y vi que era un cementerio marcado por lápidas negras que surgía van piritas de entre la nieve como si se tratase de las urnas putrefacto de algún gigantesco cadáver el camino en el que no se veía huella ninguna de paso estaba completamente solitario a veces creía escuchar un sonido