Javier Jiménez - La importancia de la reconstrucción 5n2v5t

En estos días, voy a hablar de tres libros de la Biblia que son una reflexión sobre un tiempo difícil que vivió el pueblo de Israel cuando fueron secuestrados y fueron invadidos por los medos y los persas.

Nabucodonosor llegó a Israel, a Jerusalén, destruyó Jerusalén, se llevó a miles de judíos como esclavos a su tierra, destruyó el templo, destruyó el altar, destruyó los muros y trató también de destruir la fe, la confianza, el amor, destruir y matar la vida de Dios en cada uno de los judíos, pero aquello fue imposible.

Nabucodonosor pudo destruirlo todo, pero no consiguió destruir lo que había en el corazón de aquellos hombres que amaban a Dios sobre todas las cosas.

Voy a hablar sobre el libro de Ajeo que habla sobre la construcción del templo, del libro de Nemías que habla de la construcción del muro, en el libro de Esdras habla sobre la construcción o restauración del altar y hay otros libros muy interesantes que no hablan de reconstrucción, pero sí nos reflejan y nos revelan cómo era el tiempo tan difícil que les tocó vivir a los judíos en tierras extrañas presionados y agobiados por un sistema opresor, como el libro de Daniel o el libro de Esther.

Entonces quiero compartir este tema con vosotros, parece que vivimos un tiempo en el que sí deberíamos reflexionar sobre la importancia de la reconstrucción que Dios quiere hacer en nuestras vidas.

Probablemente haya verdades aquí que aunque son escritas en otro tiempo para un pueblo que estaba sufriendo, pero es posible que saquemos algunos tesoros o algunas informaciones que nos sirvan para la reconstrucción de nuestras vidas, la reconstrucción de nuestro ministerio y aquellas cosas que el diablo siempre quiere destruir.

Él ya ha venido a robar, matar y destruir, el señor ha venido a dar vida y vive en abundancia. Y lo que él destruye, que el diablo destruye, destruye la parte externa, pero él no puede tocar la parte interna.

Lo peor de nuestras vidas es cuando el enemigo consigue destruir la vida de Dios en nosotros. Y podemos vivir la vida cristiana aparentemente, incluso llevar un ministerio, predicar la palabra o tener actividades religiosas, pero si él consigue destruir el hombre interior, pues todo lo demás no sirve para nada.

Entonces, él ha venido a destruir muchas cosas, pero el hombre de Dios en cualquier circunstancia y situación debe mantener su fe y su confianza en Dios y nunca perder su relación personal con Cristo.

Bien, vamos a leer o vamos a estudiar un poquito el libro de Ageo que es el libro que nos habla de la reconstrucción del templo.

Y casi todas las personas que predican sobre este libro siempre predican sobre los primeros versículos que son los más recorrentes, pero todo el libro es una enseñanza y hay que tomarlo, hay que entenderlo y hay que analizarlo desde su texto y contexto, sabiendo que la importancia del texto es tan importante como el contexto en que ocurrieron las cosas.

Y lo que ocurrió y pasó durante todo el tiempo que estuvieron construyendo el templo.

Entonces, cuando el enemigo consiguió robar tantas cosas al pueblo de Israel, perdieron el interés por las cosas espirituales, perdieron el interés por buscar a Dios, perdieron el interés por los ritos y por los hábitos espirituales que tenían y se abandonaron a vivir una vida puramente mundana.

Cuando alguien es golpeado sucesivamente por presiones, ataques del enemigo o ministerios son atacados sistemáticamente por el enemigo y consiguen agrandearlo, lo que consigue el enemigo es que dejemos de preocuparnos por las cosas espirituales y empecemos a pensar más en cómo desenvolvernos en este mundo.

Cómo, de alguna forma, resolver los problemas más acuciantes o más cercanos a nuestra realidad natural y carnal. Y así es como estaba el pueblo de Dios entonces.

Había olvidado, había dejado atrás o no estaba muy pendiente de las cosas espirituales.