Lectura del Evangelio y Meditación diaria. LA ASCENSIÓN C, 1 de junio de 2025. Padre Javier Siegrist 5h6y2x

Ven Espíritu Santo, inflama nuestros corazones en las ansias redentoras del corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras en unión con Él por la redención del mundo.

Señor mío y Dios mío, Jesucristo, por el corazón inmaculado de María, me consagra tu corazón.

Me ofrezco contigo al Padre en tu santo sacrificio del altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu reino.

Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Bispo y sus intenciones, por nuestro párdoco y sus intenciones. Oh, Señora mía, oh, Madre mía, yo me ofrezco del todo a ti.

Cumpla mi fin de afecto, te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón, una palabra todo mi ser, ya que soy todo tuyo. Oh, Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén. Nuestra Señora de los Apóstoles, ruega por nosotros.

Vamos a contemplar este Evangelio tan precioso, este día tan precioso que es la culminación de la Resurrección, a mí me parece que es grandioso, este día tan maravilloso como la plenitud de lo que llevamos preparando desde el comienzo, o sea, que hace 40 días, bueno ya 43, pero bueno, empezábamos la Pascua y le pedíamos al Señor, como hemos dicho tantas veces, porque últimamente, no sé por qué me impacta mucho esa lectura de Colosenses 3, buscar los bienes de allá arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios, buscar los bienes de arriba, no los de la tierra, bueno pues hace ya más de 40 días le decíamos al Señor eso, que busquemos los bienes de arriba, hasta la conversión, buscar los bienes de arriba, vivir como amigos de Jesús, compañeros del Señor, buscando apuntar al cielo, que es lo que queremos, vivir la vida del cielo, la vida de la Resurrección, nos enfocamos penalmente en vivir la vida temporal, en estar como postrados mirando al suelo, y también lo hemos comentado muchas veces, porque me impresiona mucho, que somos como las ovejas, que se les pone un cencerro, y entonces el cencerro parece que tira días de la cabeza, y van mirando al suelo, así mirando al suelo, para comer la hierba, y no ven el horizonte, ya no lo dices, pero si estás en el campo, que miren el horizonte, que conquisten grandes empresas, pues no, van mirando al suelo, y la humanidad a veces somos como las ovejas, mirando al suelo, cuando Jesucristo ha subido al cielo para que miremos al cielo, bueno pues ojalá que vivamos de verdad como resurgitados, como hemos dicho muchas veces, en teoría, aunque luego prolongamos el tiempo de Pascua hasta Pentecostés, pero en teoría hoy termina el tiempo de Pascua, y nos orientamos ya hacia el Espíritu Santo, hacia Pentecostés, y ya veréis como a partir de la liturgia, ven Espíritu Santo, ven Espíritu Santo, ven Espíritu Santo, ya es todo el rato, pedir ser revestidos del Espíritu, es lo que Jesús nos promete en la Ascensión, bueno, lo que había prometido mucho tiempo antes, pero bueno, dice en la oración de hoy, concedenos Dios Todopoderoso, exultar de gozo, es tan bonito, concedenos Dios Todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza, porque la ascensión de Jesucristo tu Hijo es ya nuestra victoria, y donde nos ha precedido el que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como de su cuerpo, es precioso, concedenos Señor, Dios Todopoderoso, exultar de gozo, o sea, hoy no puede ser que la gente esté aplatanada, hundida, adormilada, triste, caída, no puede ser, no puede ser, hoy es un día para vivir una plenitud, una alegría, una exultación, un desbordamiento de gozo, de gracia, de todo, exultar de gozo en esta liturgia de alabanza, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza, o sea, que todo el día de hoy sea como una inmensa alabanza al Señor, un inmenso agradecimiento al Señor, por la resurrección que culmina con la ascensión, concedenos Dios Todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza. ¿Por qué? Pues porque la ascensión de Jesucristo tu Hijo es ya nuestra victoria, la ascensión de Cristo es ya nuestra victoria, es ya nuestra victoria, ya hemos vencido, y donde nos ha precedido el que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como de su cuerpo, o sea, esta es una fiesta preciosa, en la que lo que tenemos que ver es a Cristo triunfador que asciende al cielo