
Padre John Montoya - Reflexión del Evangelio de Madrugada del 27 de Mayo del 2025. 70702p
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Padre John Montoya - Reflexión del Evangelio de Madrugada del 27 de Mayo del 2025. Te invitamos a visitar nuestra página web, para que conozcas más sobre la espiritualidad, misión y visión de Familia Hosanna, La Sonrisa de Jesús. http://www.familiahosanna.org 211o1l
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Dios te bendiga. Buen día. Deseo que estés muy bien en nuestra vida aquí, ante el Santísimo.
Cualquier realidad, cualquier situación, ante ti, amado Señor. En este amanecer, entregamos nuestra vida, esperanzas, expectativas, nuestra agenda, lo que hoy tendremos en el camino.
Te entregamos también nuestros labios, nuestro corazón, nuestra mirada, para que todo hable de ti.
Te entregamos nuestras cadenas y nuestra libertad. Gracias, Señor, por lo que harás, por lo que estás haciendo. Envía, por favor, tu Santo Espíritu.
Hijo, hijo Osana, bueno, aquí todavía muy oscuro, pero hay cosas que hacer, así que aprovechar desde la madrugada.
Hechos de los apóstoles, 16.22.34. En aquellos días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados dieron orden de que los desnudaran y los apalearan. Después de molerlos a palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los vigilara bien. Según la orden recibida, los metió en la mazmorra y les sujetó los pies en el cepo. A esto de medianoche, Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios.
Los otros presos escuchaban. De repente vino una sacudida tan violenta que temblaron los cimientos de la cárcel.
Las puertas se abrieron de golpe y a todos se les soltaron las cadenas.
El carcelero se despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada para suicidarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pero Pablo los llamó a gritos.
—¡No te hagas nada! ¡Estamos aquí todos! El carcelero pidió una lámpara, saltó dentro y se echó temblando a los pies de Pablo y Silas.
Los sacó y les preguntó, —Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme? Le contestaron, —Creen en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia.
Y le explicaron la palabra del Señor a él y a todos los de su casa.
El carcelero se los llevó a aquellas horas de la noche, les lavó las heridas y se bautizó enseguida con todos los suyos.
Los subió a su casa, les preparó la mesa y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios.
Palabra de Dios.
Me surge empezar con una pregunta.
¿Qué es ser libre? ¿Y qué es ser esclavo? ¿Qué es? ¿Se habla tanto de la libertad, pero tanto? Creo que los que hablan de libertad lo hacen principalmente por la necesidad que de ella tienen.
Los que se creen muy, muy libres. Hay tantos ejemplos.
Los jóvenes, la mayoría, y no solo los jóvenes, hablan de esa libertad.
Y creen que ser libre es hacer lo que les dé la gana.
Es absolutamente lo contrario.
Bueno, yo creo que ser libre es hacer las ganas de Dios y no las ganas del mundo, que es lo que normalmente hacen o hacemos los que decimos que hacemos lo que nos da la gana.
Hacemos las ganas del mundo, lo que el mundo le dé la gana de que nosotros hagamos.
¿Qué es ser libre realmente? Vemos en esta palabra a unos hombres apaleados, encerrados, amarrados en la cárcel, pero sin embargo que la libertad les lleva a adorar a Dios.
Esos eran libres, ¿te das cuenta? Y en la situación en que estaban, eran tan libres que estaban alabándole, ayudándole al Señor.
Había un carcelero libre, con las llaves de las puertas, pero los presos lo tenían preso.
Es decir, si ellos se escapan, a él lo ajustician por haberlos dejado escapar.
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