Perlas líricas 21/04/2025 2b5h4f

Muy buenos días, tardes o noches a nuestros oyentes nacionales e internacionales dependiendo de cuándo y dónde se encuentren ustedes en el globo terráqueo. Estamos en la boca del lobo. Yo soy Aurelio Gutiérrez y esto es Perlas Líricas.

Mis amigos líricos, bienvenidos al programa 85º de Perlas Líricas, su programa de música eterna y antimúsica basura. Pueden escuchar este programa en primicia todos los lunes después de la tertulia y con posterioridad cuando lo subimos al canal Perlas Líricas de las plataformas Evox y Telegram y a la cuenta de Twitter Aurelio Gabaldón. También pueden suscribirse al canal de YouTube Aurelio Gabaldón y seguir la cuenta de Instagram Aurelio Gutiérrez Tenor.

Vamos a hablar hoy de uno de los alumnos de Antonio Cotoñi de quien hablamos la semana pasada, el barítono Carlo Tagliabue, a su vez maestro del tenor Raffaele Cardone, como les dijimos. Por cierto, ya saben que a mí me gusta ser preciso en la medida de lo posible y cuando cometo un error, si no me doy cuenta en el momento, pues lo corrijo la semana siguiente, como es el caso. Puede que les parezca una tontería, pero para mí es importante para que no digan que no sabemos hablar italiano.

Estaría yo pensando en otra cosa cuando les dije que Antonio Cotoñi había cantado la ópera Don Quecho del compositor de Giosa, cuando es Don Queco con doble C, de manera que dicho queda. Pues Carlo Tagliabue nació en Mariano Comense, en la provincia italiana de Como, cerca de Milán, el 13 de enero de 1898, año en el que nosotros estábamos perdiendo ya nuestras últimas provincias de ultramar, Cuba y Filipinas, y falleció también en Italia, concretamente en Monza, el 6 de abril de 1978, a los 80 años de edad.

Así, después de estudiar también con Leopoldo Gennai y Aníbale Guidotti, además de con Antonio Cotoñi, Carlo Tagliabue debutó en Lodi, en la región de Lombardía, con las óperas Loreley y Aida. Sus debuts en Génova en 1923, en Turín, en La Scala en 1930, en Roma en 1931 y en Nápoles en 1931 también, fueron todos con Tristán Eixolda, cantada en italiano, como hizo también Caruso, cantar el repertorio alemán en italiano.

Antes se llevaba mucho esto. También actuó en el Gotterdammerung, el Crepúsculo de los Dioses, en Tannhä y en Lohengrin, las tres de Wagner. Sin embargo, Tagliabue sobresaldría en el repertorio verdiano, especialmente en La Forza del Destino, en Aida, en Rigoletto, en La Traviata, en Nabucco y Otello. Creó el papel de Basilio en La Fiamma, La llama, de Otorino Respighi, el compositor Otorino Respighi, en 1934.

Su carrera internacional incluyó el Teatro Colón de Buenos Aires en el año 34, en la ópera, en Metropolitan Opera de Nueva York, de 1937 a 1939 y en la ópera de San Francisco y en el Covent Garden de Londres, en 1938. Su última actuación fue en 1955, en la Escala de Milán, en la famosa representación de La Traviata, dirigida por Carlo Maria Giulini y Luquino Visconti, donde María Callas escandalizó al público al desprenderse de sus zapatos y arrojarlos. En su libro Voci Paralelle, Voces Paralelas,