Música clásica, ¿ por qué no? v2v5o

Mozart llevaba más de tres años apartado de la ópera hasta que, su jefe, el emperador José II le encargó la composición de una ópera bufa. El problema era que debería ajustar muy mucho el presupuesto, las guerras contra los turcos habían dejado las arcas del tesoro en las últimas. Nuestro genio particular tuvo que reducir personajes y llevar la puesta en escena al mínimo posible. Pero claro, hablamos de Mozart. Lo que consiguió con estos escasos mimbres fue un cesto de dimensiones extraordinarias. La obra, anunciada como bufa, lo es solo en la superficie. El fondo de la trama trata muy seriamente cuestiones tan importantes como la fidelidad conyugal. Lorenzo Daponte entregó a Mozart un libreto amargo y desencantado donde bajo la belleza de la música, se está negando la posibilidad de disfrutar del verdadero amor y se aconseja a los amantes la resignación y lidiar como cada uno pueda con las pasiones de la vida. Hablando, hablando, no nos hemos dado cuenta de que ya está la orquesta atacando los primeros compases de la obertura.

Hoy nos las veremos con un viejo conocido, Antonin Dvorak, músico posromántico Bohemio que fue uno de los primeros compositores checos en tener reconocimiento mundial, al igual que su compatriota Smetana, aunque hoy, en su país, éste sea reconocido como un héroe nacional en detrimento del recuerdo de nuestro invitado. Y es que, aunque Dvorak creó un lenguaje nuevo y original en su música, su estructura formal estuvo siempre ligada a los usos tradicionales que ya se habían establecido en el Clasicismo, particularmente en las sonatas, rondós y variaciones. En pocas palabras, no fue un revolucionario.

El primer o que tuvo Schubert con el mundo de la Sinfonía fue a la edad de 14 años, en 1811 y, para no perder tiempo, en 1813, cuando tenía 16, compuso su Sinfonía núm. 1 en re mayor. Esta fue la primera de las seis que compuso en su juventud. Ya desde estas primeras obras Schubert nos iba indicando que él no sería un músico más. El núcleo de su orquestación lo constituyen los instrumentos de metal, primero trompas y trompetas, agregando mas tarde los trombones. Schubert es un compositor melódico, pero en estas primeras sinfonías parece ser que los temas son lo que menos le interesa, e incluso, en ocasiones, los toma prestados. A partir de ellos crea las obras con su peculiar estilo.

Hoy nos acompaña nuevamente el compositor noruego Eduard Grieg. Bajo el brazo, nos trae las partituras de dos bellísimas obras, el concierto para piano en la menor, opus 16, y la suit Holberg, op. 40. El concierto para piano fue compuesto en 1868 y se estrenó al año siguiente en Copenhague. Se trata del único concierto para piano y orquesta que llegó a finalizar. Grieg fue siempre un ferviente irador de Robert Schumann. Con 16 años, cuando todavía estudiaba en el Conservatorio de Leipzig, asistió a un concierto en el que se interpretó el Concierto para piano en la menor de su adorado maestro a cargo de su viuda, Clara Schumann. Desde este día, la devoción por la obra de Schumann no hizo más que crecer y le duró toda la vida.

Hola a todos. Hoy contamos con la presencia en nuestro programa de un virtuoso pianista, una auténtica leyenda adorada por el público y referencia para todos los instrumentistas que han querido ser alguien en el mundo de la música. Bien, pues a pesar de ello, Sergei Rachmaninov, nuestro invitado de hoy, nunca quiso ser considerado principalmente como un intérprete. El siempre se sintió compositor, incluso cuando con 12 años estudiaba en el Conservatorio de Moscú. Fue allí, a los 19 años, cuando con su trabajo de fin de carrera ganó la Medalla de Honor del centro. Desgraciadamente su debut en la composición fue un fracaso rotundo. El estreno, en 1897, de su Primera sinfonía en re menor, op. 13, fue tan penoso que el autor quedó bloqueado durante tres años en los que no pudo escribir ni una sola nota. Rachmaninov siguió desarrollando su carrera como pianista y director de orquesta hasta que en 1900 compuso su Concierto para piano, n.º 2 en do menor, op. 18. Este bellísimo concierto si que fue un éxito y esto le proporcionó la seguridad que le faltaba y sentó las bases de una brillante carrera como pianista, compositor y director de orquesta, una carrera que solo fue interrumpida por el inicio de la segunda guerra mundial. El Concierto para piano n.º 3 en re menor, Op. 30, obra que escucharemos hoy, fue compuesta por Rachmaninov en 1909 y debía ser su tarjeta de visita en la primera gira del artista por los Estados Unidos. En esta gira estaban previstos recitales en solitario, conciertos y actuaciones al frente de diferentes orquestas del país. El estreno se produjo el 28 de noviembre de 1909 con la Orquesta Sinfónica de Nueva York y el autor como solista.

Hoy nos las vamos a ver con un divo. Un divo genial, desde luego. Herbert Von Karajan, un personaje de lo más controvertido. Su pertenencia al partido nazi desde 1933, su falta de arrepentimiento abierto por su próspera carrera durante los años nazis y su personalidad imperiosa le granjearon muchos enemigos. A pesar de todos los pesares, Karajan siempre fue muy respetado como director aunque sus últimos años, y debido a su especial carácter, estuvieran plagados de amargas batallas con la Filarmónica de Berlín de la que era Director Vitalicio desde 1955.

Hoy, nuevamente, vamos a prestar atención al instrumento más importante dentro de una orquesta. Ciertamente lo son todos, desde luego, pero el violín es la voz principal del conjunto, el que habitualmente lleva gran parte de la melodía y al que, por algo será, se le da el papel de concertino. En definitiva, un instrumento que siempre nos hace vibrar con su afinado timbre. Si además, el arco está en las manos adecuadas, el gozo para nuestros oídos es inigualable. Dos obras componen el programa de hoy: el Concierto para violín en E minor, Op. 64 de Mendelssohn y el también concierto para violín en A minor, Op. 53 de Dvorak. Ambas van a ser interpretadas por David Oistrakh, violinista y director de orquesta soviético, considerado, y con razón, como un de los mejores instrumentista del siglo XX. Y, bueno, debo aclarar que he dicho soviético porque su carrera se desarrolló amparada en la Unión Soviética pero, realmente, nació en Odessa, Ucrania. Que cosas. Como casi todos los genios comenzó sus estudios de violín a edad muy temprana, tenía cinco años. Sus logros llegaron enseguida. Su concierto de graduación en el conservatorio llamó tanto la atención que, al poco tiempo, fue seleccionado como solista para tocar el concierto para violín de Glazunov. Lanzada su carrera, fue invitado a tocar el Concierto para violín de Tchaikovsky en Leningrado junto a la Orquesta Sinfónica de la ciudad.

Sentados ya cómodamente en nuestro sillón preferido y a resguardo de los rigores de este verano, volvemos a retomar, si es que la hubiéramos dejado, nuestra vieja costumbre de escuchar música clásica, ¿por qué no?. Hoy escucharemos una selección de zarzuela, nuestra música clásica más autóctona. Obviando todas las comparaciones a las que exponen algunos eruditos con la opera cómica o la opereta sas, podríamos definir a la zarzuela como el arte lírico y escénico propiamente español.

Vamos a despedir esta temporada con un musical de Broadway, West Side Story. Como todos sabéis, la obra, con la inmortal partitura de Leonard Bernstein, está inspirada en Romeo y Julieta, de Shakespeare y centra la acción en los años 50, en el Upper West Side de Manhattan, Nueva York, que por aquel entonces estaba ocupado por un vecindario multirracial y de clase obrera. Su argumento nos cuenta el drama ocasionado por la rivalidad de dos bandas callejeras integradas por jóvenes de distintos orígenes étnicos, los Sharks, inmigrantes recientes de Puerto Rico y los Jets, blancos estadounidenses que se disputan su predominio sobre el barrio. Pero volveremos más tarde a esta romántica historia porque están sonando ya los primeros compases de la obertura de West Side Story.

Hace unos días cayó en mis manos un libro, editado recientemente, de Jesús Ruiz Mantilla, el prestigioso escritor, periodista y cronista musical. Se titula Divos. En él, el autor nos transmite todo su conocimiento, obtenido de primera mano, a cerca de las primeras figuras de la ópera. A lo largo de la lectura de su páginas, podemos a conocer las virtudes, y también los defectos, de casi todas las figura que hoy están en primera línea y otras que, aunque fallecidas, coincidieron con Ruiz Mantilla en su andadura profesional. Cecilia Bartoli, Juan Diego Florez, Teresa Berganza, Placido Domingo, Javier Camarena, y un largo etcétera que podréis comprobar cuando leáis el libro. Por supuesto, absolutamente recomendable.

The Z.E.N. Trío está compuesto por la pianista Zhang Zuo, la violinista Esther Yoo y el violonchelista Narek Hakhnazaryan, y llevan tocando juntos desde 2015. Sus giras les han llevado por Europa, China, Canadá y Estados Unidos, incluyendo su debut en el prestigioso Festival de Música de Aspen en 2018. Y, en todos los casos, con gran éxito de crítica y de público. Por cierto, su nombre, Z.E.N. es un acrónimo de las iniciales de los tres artistas pero también insinúa la filosofía con la que abordan su creación musical: la renuncia del yo por la unión total. Bueno, por lo menos así lo define el propio grupo en su página Web. En 2017 grabaron su álbum debut: Brahms & Dvorak Piano Tríos y éste es el trabajo que hoy escucharemos.

Nuevamente volvemos a encontrarnos con nuestro ilustre paisano Eduardo del Pueyo. Esta vez para interpretar una de las obras más importantes de Enrique Granados, sus Danzas españolas, Op. 37. Granados compuso estas doce obras, según sus propias palabras, en 1883, o sea, cuando contaba solo 16 años. Es muy posible que las perfeccionara más tarde porque, la sencillez de su escritura pueden reflejar la juventud del autor pero, por otra parte, su maestría, elegancia y dominio rítmico nos indican que estamos ante un compositor maduro. Junto con sus famosas Goyescas, estas obras son una gran aportación a la música nacionalista española para piano del siglo XIX. La Danza española n.º 1, denominada Galante o Minueto, es una especie de bolero en sol mayor que Granados dedicó a Amparo Gal, su futura esposa. Se inicia con una sección allegro, que modula a tono menor en una sección central, más reposada, poco andante, para regresar a la parte inicial.

Hemos esperado quince días para conocer el desenlace de los desmanes de Don Giovanni, pero seguro que ha merecido la pena. Hoy desvelaremos el final de sus aventuras amorosas y de su muerte, tan deseada por todos. Este segundo acto nos descubre una calle en la que se encuentran Don Giovanni y Leporello frente a una hostería. Éste, harto de servir a su amo y espantado por los recientes acontecimientos, discute con él acaloradamente...

Hoy nos vamos otra vez a la ópera, acomodaos en vuestro sillón favorito porque se nos viene encima, según algunos, la mayor obra artística creada por el hombre en todos los tiempos. Bueno, a lo mejor exageran un poquito, pero tampoco van tan descaminados. Mozart compuso, con libreto de Lorenzo Da Ponte que a su vez se había basado en el Don Juna de Moliere y también un poco en El burlador de Sevilla o El convidado de piedra de Tirso de Molina, la ópera bufa, o cómica, como queramos, Don Giovanni. Ópera en dos actos que se estrenó en el teatro Nostic de Praga, el 29 de octubre de 1787. La obra tuvo un gran éxito en su estreno, tanto de la crítica como del público, cosa, por otro lado, que sucedía a menudo en Praga con las obras de Mozart. Las crónicas de la época cuentan que “aficionados y músicos dicen que Praga nunca ha oído nada parecido, Herr Mozart dirigió en persona y fue recibido feliz y jubilosamente por la numerosa concurrencia”. Pero atención porque oímos ya a la orquesta atacar los primeros compases de la obertura de esta extraordinaria obra.

Si hablamos de guitarra clásica, de guitarra española, y hoy vamos a hacerlo, siempre, siempre deberemos acudir al maestro por excelencia, Andrés Segovia. Y si quisiéramos resumir en una palabra todos sus méritos, deberíamos recurrir a la “Universalidad”. Y esto es así porque su sonido, sus horas de estudio y la elección de un repertorio exigente abrieron a la guitarra las puertas del mundo. El maestro nació en Linares, Jaén, el 21 de febrero de 1893 y desde muy pequeño entró en o con su instrumento. Posiblemente, parece ser que no hay unanimidad al respecto, se iniciara en el flamenco, pero en cualquier caso, muy pronto su curiosidad le llevó a investigar otros campos y, de forma autodidacta, se inclinó definitivamente por la guitarra española clásica.

Resulta curioso como la vida y el carácter de los grandes personajes se forman en el imaginario de cada uno alimentándose de lugares comunes y de ideas preconcebidas por otros. Algo así le ocurre a nuestro invitado de hoy, Richard Wagner. Realmente el maestro no era la alegría de la huerta, y sí, era nacionalista, pero no más que otros personajes famosos contemporáneos, también era antisemita, exactamente igual que el 50% de europeos de la época. En fin, nos da la sensación de que su mala fama y el resto de acusaciones que se han cernido siempre sobre él, en buena medida se deben a la falta de información o directamente a la mala fe. Nosotros no vamos a enredarnos en estas cuestiones, interesantes desde luego, pero que nuestros cortos conocimientos hacen imposible una valoración justa. De lo que sí tenemos información suficiente es de su música y hoy vamos a prestarle toda nuestra atención. Vamos a repasar una serie de oberturas y preludios de algunas de sus más famosas óperas y empezaremos con la obertura de Rienzi, el último de los tribunos.

Anton Bruckner, nuestro invitado de hoy, fue un hombre atormentado, él mismo nunca supo si era un genio o un maestro de escuela aficionado a la música como muchos querían hacerle ver. Además, el éxito le llegó muy tarde, con 61 años. Fue entonces, tras el estreno de su séptima sinfonía en Leipzig, cuando la crítica le consideró como uno de los grandes compositores y sus obras empezaron a ser programadas con gran éxito por parte del público. Hoy escucharemos esta séptima sinfonía, escrita entre 1881 y 1883 y revisada, como era habitual en las rutinas del músico, en 1885. Está dedicada al rey Luis II de Baviera y su estreno constituyó el mayor éxito de toda la carrera de Bruckner.

En 1982 el maestro Daniel Barenboin, a las órdenes de la Orquesta Sinfónica de Chicago, grabó la obra de tres músicos muy relacionados entre sí, y aunque entre ellos había diferencia de edad, fueron contemporáneos y los tres mantuvieron un equilibrio equidistante entre el impresionismo y el romanticismo. Ellos son Ravel, Debussy y Chaikovsky.

Que tal amigos?, la opera que escucharemos hoy, Pagliacci fue compuesta por Ruggero Leoncavallo sobre un libreto propio basado en un hecho que el vivió de cerca en su adolescencia. La obra se estrenó el 21 de mayo de 1892 en el Teatro dal Verme, de Milán. En esta ópera Leocavallo recurrió a la tradición de la antigua commedia dell’arte, aunque solo en parte. Al empezar la función aparece ante el telón todavía cerrado un personaje llamado Prólogo, que suele ser Tonio, un payaso deforme y algo retrasado que está enamorado de Nedda. Este Prólogo deja en evidencia que lo que seguirá no es una invención sino un “retazo de vida”, escrito por el compositor con lágrimas de verdad y con sollozos que le produce el recuerdo de esta tragedia, que, como decíamos, se produjo realmente en Montalto di Calabria, hacia 1872, cuando Leoncavallo pasaba el verano allí con su familia; su padre, juez del distrito, tuvo que juzgar el caso. De todas las óperas que compuso Leoncavallo, ésta es la única que todavía se interpreta, a menudo conjuntamente con Cavalleria Rusticana, de Pietro Mascagni. De ésta hablaremos otro día.

Liszt calificó a nuestro invitado de hoy como el más poeta de todos los músicos. Unas breves palabras que encierran la importancia de la aportación que Franz Schubert hizo al tesoro musical de la Humanidad. Sí, hoy vamos a escuchar a Franz Schubert, un gran músico que, paradójicamente, llevó una vida sencilla y modesta y que murió en la más absoluta miseria. Toda su vida estuvo inmerso su profundo mundo interior, lleno de ideas musicales que, sin tener la claridad de Mozart ni alcanzar la altura estructural de Beethoven, le coloca por derecho propio entre las primeras figuras de los compositores de todos los tiempos. Hoy escucharemos, junto a otras obras que iremos desgranando, su famosa “Sinfonía nº 5 en si bemol mayor”, quizá la más conocida de las nueve que compuso.