Programa 17 La culpa 22u3v

Entre las cosas que te pasan y no te gustaría que te pasaran, las hay de tres tipos. Las que sientes mucho, las que te duelen y aquellas de las que te arrepientes. Las que sientes mucho acaban siempre por desaparecer. Aunque hoy te parezca imposible, tarde o temprano se irán.

Las que te duelen puede que duelan para siempre, pero jamás lo harán con la misma intensidad. Y por último están las peores, las más duras, las más difíciles de llevar. Arrepentirse es morirse un poco cada vez que lo recuerdas, porque sabes que deberías haberlo hecho distinto, sabes que estuvo mal. El único consuelo es que hay algo aún peor que arrepentirte de lo que hiciste. Exacto, arrepentirte de lo que no hiciste.

Bienvenidos al baúl de los aciertos que llegan tarde. Bienvenidos al Chester, la culpa.

Tancamos nuestro último Chester de la temporada con la actriz de la que todo el mundo habla sobre un tema del que muy pocos se atreven a hablar, el machismo.

Ella defiende que la película que nos han contado sobre la relación entre hombres y mujeres no sólo es mentira, sino que nos ha hecho muchísimo daño.

Atentos porque el coco le funciona tan rápido que a veces tengo que parar para tomar aliento. Creo que la culpa es una forma de autocastigarnos cuando sentimos que no hemos actuado bien. Hay quien reza rosarios para aliviarla y hay quien sencillamente la lleva puestas. Hombres y mujeres la sentimos, pero desgraciadamente hoy la culpa tiene sobre todo nombre de mujer.

Leticia Dolera, bienvenida al Chester. Bienvenida, no nos habíamos encontrado nunca tú y yo.

Sí, sí, aquí, delante de toda España. ¿Qué tal, cómo estás? Bien, contenta de estar aquí. Igualmente. Yo te he traído un libro.

¿Venimos a hablar del libro? En realidad, la culpa viene muy vinculada también a las mujeres.

Y he escrito un libro que se llama Morder la manzana.

Que por eso hemos puesto una manzana ahí bien grande.

Ay, qué bonita. Muy bien.

Que es una invitación a pecar porque si acercarse al conocimiento es pecar, sobre todo para las mujeres, pues pequemos.

Madre mía, la Biblia. Es que tendríamos que empezar por ahí, pero vamos, no sé si nos va a dar tiempo.

Antes que nada, un disclaimer. Estás delante de un tío que es machista y feminista.

Claro. Es una contradicción.

Se puede, se puede. ¿Verdad? Sí. Menos mal.

Porque yo a veces soy de convicción profundamente feminista, es decir, igualdad ante todo, pero me descubro a veces haciendo o diciendo cosas que digo, uy, pero me doy cuenta posteriori.

Y no sé a quién echarle la culpa, si a la sociedad, si a cómo me han educado a mi madre, pobre, que ya tiene bastante con lo que tiene, encima lo voy a cargar con eso.

O sea, ¿dónde está la culpa de todo eso? Porque supongo que habrá mucha gente que se siente como yo.

Claro, total. En realidad todos y todas somos hijos del machismo, porque estamos educadas y socializadas en un sistema que se llama patriarcado que educa en la desigualdad.

Desde el instituto, o sea, desde el cole, desde que somos peques.

Porque aunque tú en tu casa te enseñen valores, si tienes un padre y una madre, pues que haya corresponsabilidad en los cuidados y tareas del hogar.

Valores feministas y de justicia social, al final la sociedad y la cultura también educa.

Y claro, por ejemplo, ya partiendo de la base que en cuanto naces a las niñas os ponen un agujero en la oreja y a los niños no, ya nos están marcando por género.

Las niñas vamos a necesitar complementos y vosotros no.

Luego en las escuelas, por ejemplo, que eso a mí me parece gravísimo, solo el 7,5% de los personajes que se estudian son mujeres.

En historia, filosofía, pintura, literatura...

Cuando sí, ha habido un cambio.