Programa 19 Narcos 3w2h3o

No son héroes, aunque manejen miles de millones de euros al día, aunque provengan de origen humilde y aunque se hayan hecho a sí mismos, recuerda, no son héroes.

Soy el fuego que arde tu piel...

Por mucho que conduzcan coches de lujo, vivan en mansiones enormes o que lleven mucho dinero encima, por mucho que se hayan jugado la vida para conseguir todo eso y por más que les adoremos en películas y series de televisión, no son héroes.

...de la luz de la luna en el mar, la carga que han sido...

Detrás de cada uno de ellos hay vidas, familias destrozadas a base de engaño, delincuencia, sangre, miedo y extorsión.

Bienvenidos al mundo en el que los buenos siempre parecen los malos.

Bienvenidos al Chester y Narcos.

Arrancamos nuestro primer Chester de hoy con una de las conversaciones más esperadas de la temporada, al menos por mí.

Cuando ella era apenas un adolescente, conoció a un hombre que le cambió la vida para siempre.

Él se enamoró de ella, ella de él y así se convirtió en La Tata, esposa del mayor narcotraficante de la historia, madre de sus hijos y condenada a vagar el resto de sus días huyendo de crímenes y faltas de su marido.

Por eso yo no la voy a juzgar, porque lo que me interesa es entenderla y porque de juzgarla ya se encargaron los tribunales y los rivales de su marido.

Aquí, ni plata ni plomo, tan solo conversación.

¿En qué ha de concluir lo más singular que existe entre los dos? Yo pienso que un narco puede llegar a ese medio por un tema de necesidad, por un tema de búsqueda de bienestar para su familia, para su entorno, para la sociedad.

Y, bueno, en ese mundo que se va perdiendo empieza ya la criminalidad y la locura, diría yo.

Victoria Henao, bienvenida.

Muchas gracias.

Bienvenida al César.

Con el libro.

Con el libro te lo traje de regalo.

Y está firmado.

Te lo voy a dedicar, pero te quería pedir permiso.

Fantástico, por favor, será un placer.

Bueno, encantado de conocerte, Victoria.

¿Cómo te llamo? Victoria, Tata, Victoria Eugenia, ¿cómo prefieres? Victoria, está bien.

Victoria. ¿Ya nadie te llama Tata? En Colombia, sí, mis amigas y mi familia.

Ok, vale, ya está clara esa línea.

Yo no soy ni familia ni amigos.

Sí.

De acuerdo.

25 años después de la muerte de Pablo Escobar, tú publicas este libro.

Pablo Escobar, mi vida y mi cárcel.

¿Por qué? Porque tuvieron que pasar 25 años para yo poder reflexionar esta historia, hacer un trabajo de introspección con mis maestros y mis terapeutas y poder tener el coraje de tener voz y poder hablar como mujer y como madre de todo este dolor y toda esta historia.

¿Hay dolor o hay ganas de perdón? Hay mucho dolor, pero confío mucho en el perdón.