Programa 54 Miguel Ángel Revilla y Ken Follett 153640

Donde nadie te pregunte de dónde vienes, ahí es.

Donde nadie quiera saber dónde has estado, ni lo que hiciste.

Donde nadie te juzgue, ni te pida explicaciones, ahí es.

Donde estés porque quieres estar, no porque no tengas más remedio.

Donde tengas siempre la puerta abierta y no la quieras volver a cruzar.

Donde un silencio siempre esté lleno y las palabras no hagan tanta falta, ahí es.

Quien te dé la mano para subirse al Titanic, quien salte contigo en pelotas desde el arca de Noé.

Quien te defienda de los ataques cuando no tienes razón, sobre todo cuando no la tienes.

Quien sepa dejarte solo.

Y quien esté ahí antes de que lo necesites, ahí es.

Bienvenidos al programa que siempre está ahí.

Bienvenidos a Viajando con Chester.

Esta noche viajamos hasta Cantabria, una comunidad autónoma que, en parte, debe su reconocimiento a nuestro primer invitado.

Cuando lo eligieron presidente, se convirtió, además, en embajador de Anchoas, sobaos pasiegos y de cuevas como esta, donde me ha citado, la del Soplau.

¿Será porque aquí hizo una de sus mejores actuaciones? Para mí, Revilla siempre es un sí.

Hace diez años se sentó por primera vez en el Chester.

Entonces presumía de amistad con el emérito y ahora es su mayor decepción.

Hoy nos desplazamos hasta las entrañas de su tierra para saber exactamente qué es lo que ha cambiado para que eso ocurra.

Y es que con 80 años ya está de vuelta para decir lo que otros no se atreven.

Bienvenidos a su Chester más sincero.

Miguel Ángel Revilla.

Muy buenas.

¿Qué tal? Aquí, en tu casa.

No, no, en la tuya.

¿Qué hacemos? Bueno, primero de todo, bienvenido al Chester.

De nuevo.

¿Cuánto...? Ah, tres. Es el tercero.

Eso es.

Y el primero fue hace ahora casi diez años.

La primera temporada.

Fue en el Hotel Real.

Sí, señor.

Un día viento.

Y empezó a llover.

Y luego otro lo hice en Madrid.

Eso es.

Y, bueno, ¿qué te parece esto? ¿Por qué me has traído aquí, a donde Cristo perdió la lentilla? Ya, pero estarás de acuerdo conmigo que esto es mágico.

Es increíble.

¿Está cayendo agua? En cualquier momento nos puede tocar una gota de estas...

Mira, en 20 años que llevo yo en el gobierno, de las cosas que he llevado a cabo, esta probablemente se tenga que hacer un ranking, además de hacer las mejores carreteras de España que tenemos.

Ya estás haciendo propaganda.

No, es que es verdad.

Me hablaron de esto en el año 2002.

Yo, de joven, fui espeleólogo.

Espeleología, tenés mis cascos.

Dice, oye, ¿te atreves a descolgarte y ver una cosa que podría ser un recurso turístico muy importante en Cantabria? Me puse el mono, me puse las luces, bajé, esto era todo un barbalde de barro.

Había que hacer una entrada, había que hacer una carretera, y había que hacer esto habitable para gente, incluso en silla de ruedas, porque la cueva tiene veintitantos kilómetros.

Yo lo califico de la capilla cistina de la geología mundial.

La otra capilla cistina es Altamira, como sabes.

Yo estaba repasando las otras intervenciones tuyas en este programa, y claro, es que la primera vez que nos sentamos en un Chester, tú y yo, era una España muy diferente.

O sea, en diez años han pasado muchísimas cosas.

Fíjate, Sánchez, cuando tú y yo nos sentamos, no era presidente, de hecho, ni secretario general, cuando tú y yo nos sentamos.