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La razón por la que en Grecia y Roma no ponían nombres a los niños hasta 10 días después de nacer: "Para...

La razón por la que en Grecia y Roma no ponían nombres a los niños hasta 10 días después de nacer: "Para... 6e6g52

30/5/2025 · 12:24
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Aunque solemos imaginar Atenas y el Imperio Romano como el germen de nuestras democracias modernas, la realidad histórica de sus costumbres familiares y sociales dista mucho de los valores que hoy consideramos universales. En especial, la manera en que se trataba a los niños en la Antigüedad nos obliga a repensar ese vínculo romántico que a menudo trazamos entre nuestra civilización y la grecorromana. Una de las prácticas más impactantes de aquella época era la falta de reconocimiento inmediato del recién nacido. No se les ponía nombre hasta varios días después de nacer, normalmente entre el quinto y el décimo día. ¿El motivo? En palabras de la historiadora Ana Velasco, entrevistada por Alberto Herrera en COPE, se debía a que el padre tenía un periodo en el que podía decidir si el niño vivía o moría: “Hasta los 10 días normalmente no les ponían nombre. Entre los 5 y los 10 primeros días, el padre podía decidir si vivían o morían, si eran abandonados”. La infancia, tal y como la entendemos hoy, no existía en las sociedades clásicas. “Los niños eran un proyecto de adulto. Si el adulto no funcionaba para la sociedad, no tenía sentido”, explicaba Velasco en la entrevista. Es decir, el valor del niño no residía en su dignidad inherente, sino en su potencial utilidad futura. En lugares como Esparta, esto se traducía en una formación militar temprana, donde a los siete años los niños eran separados de sus familias y lanzados a la supervivencia. El relato que Plutarco escribió siglos más tarde sobre los supuestos niños espartanos arrojados por un acantilado probablemente sea una exageración o una confusión con la Roca Tarpeya de Roma, desde la que se ejecutaba a criminales. Sin embargo, sí era común el abandono infantil, sin reproche social. “Tú los abandonabas en el bosque, en un templo, y normalmente morían o se convertían en esclavos”, explicaba Velasco. Para muchos griegos y romanos, era una práctica aceptada e incluso positiva si el recién nacido no cumplía con las expectativas físicas, sociales o económicas. Además, el estatus de esclavo o libre marcaba profundamente la experiencia vital desde el nacimiento. “Si eras hijo de esclava, eras automáticamente esclavo”, recordaba Velasco. El trabajo era considerado indigno para los ciudadanos libres, y la economía doméstica se sostenía en gran parte sobre los hombros de esclavos, muchos de ellos niños.  La historiadora aclara que, pese a todo, sí existía afecto hacia los hijos. Lo demuestran los epitafios hallados en tumbas, que recogen expresiones de amor y dolor profundo. Uno de ellos dice: “Pequeño hijo, que fuiste luz breve, descansa en paz y recuerda que siempre te amaremos”. Otro, dedicado a una niña de 12 años: “Viajero, llora por la edad de esta niña fallecida... dejando un sufrimiento inmortal”. Pero ese amor coexistía con una realidad cultural muy diferente a la nuestra. El abandono de un niño por motivos físicos o sociales no era considerado un acto inhumano. “Para nosotros es horrible, claro. Pero piensa que somos civilizaciones cristianas, que creemos que todo el mundo tiene la misma dignidad. En la antigua Grecia esto no es así”, puntualizaba Velasco. Este contraste nos invita a repensar nuestras referencias históricas. Aunque es cierto que las polis griegas y Roma aportaron elementos clave a nuestra organización política, no podemos idealizar su legado sin matices. “Aunque nosotros veamos a Atenas como la democracia y los herederos directos de lo que nosotros tenemos, no es así”, concluía Velasco. Hoy, pensar en dejar sin nombre a un bebé durante días o decidir su destino sin consecuencias sociales nos resulta inhumano. Pero durante siglos, fue práctica común en algunas de las civilizaciones que iramos. La historia nos enseña que el progreso no siempre avanza de forma lineal, y que los pilares de nuestras sociedades actuales se han construido también superando los errores del pasado. 6i5n1q

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