
T05E26: Władziu Valentino Liberace (1919-1987), pianista y showman estadounidense 503j6a
Descripción de T05E26: Władziu Valentino Liberace (1919-1987), pianista y showman estadounidense 3rj42
En este episodio de Grandes Maricas de la Historia, os invitamos a sumergirnos en los excesos de un mundo de purpurina, candelabros y mentiras piadosas. Liberace, el pianista más extravagante del siglo XX, fue también uno de los hombres más famosos que renegó de su homosexualidad en público… mientras vivía rodeado de amantes, joyas y plumas. ¿Cómo pudo construir su imperio camp en una América tan homófoba? ¿Qué precio pagó por vivir con un pie en el armario dorado y el otro en las camas de jóvenes que acabaron llevándolo a juicio? ¿Y qué tiene que ver todo esto con una demanda por “destrucción de la virilidad”? Este episodio no es solo un homenaje a su virtuosismo musical y estético, sino también una crítica al silenciamiento forzado de los artistas queer que la historia maquilló con laca y bisturí. ¿Farsa o supervivencia? ¿Autoengaño o genialidad? Vosotres decidís. La playlist de este episodio: https://open.spotify.com/playlist/5Xt3UskLgX3v6djQpujrKC?si=4857e09af1874532 ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/1105567 5w4h17
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Hola amigos y bienvenidos a un episodio más de Grandes Maricas de la Historia.
Hoy vamos a empezar con una historia personal porque resulta que para todos aquellos que no me sigáis en redes sociales no os habréis enterado de que el otro día en el CrossFit me partí un tendón, el del brazo izquierdo, el del bíceps, que se une con el antebrazo.
Así que estoy aquí en cabestrillo, que no sé cómo voy a empezar yo a escribir el resto de los episodios que me quedan con una sola mano.
Pero bueno, haremos lo que podamos, no sé cómo acabará todo este asunto porque me temo que van a tener que operarme, abrirme el brazo, unirme tendones y luego volverme a cerrar.
Así que bueno, la semana que viene os cuento a ver cómo va este asuntillo.
Hoy vamos a hablar de una estrella tan deslumbrante que ni la homofobia ni la prensa sensacionalista ni los tribunales de justicia lograron apagar su brillo.
El inimitable, el excéntrico, el señor del espectáculo, Watsiu Valentino Liberace.
¿Qué? ¿Watsiu qué? ¿Eso es un nombre o eso es un hechizo final de un mago polaco? Madre mía rata, en fin, Watsiu Valentino Liberace, así, tal cual, y no es un truco de magia, aunque el personaje lo parezca, porque ¿qué otra cosa sino magia puede describir a un hombre que convertía conciertos en pasarelas, entrevistas en coreografías de evasión y demandas judiciales en números de comedia? Nacido en 1919, hijo de inmigrantes polaco-italianos, Liberace no sólo rompió los moldes del pianista clásico, los hizo literalmente áñicos.
Fue un niño prodigio, un fenómeno televisivo, el showman mejor pagado de su tiempo y sobre todo un artista que vivió en una permanente contradicción.
Sería aclamado por el estilo escénico descaradamente afeminado y mariquirisísima, mientras negaba ferozmente su homosexualidad en cada micrófono que se le ponía por delante.
O sea que era tan gay como un candelabro rosa en el vestíbulo de un hotel de Las Vegas y con más plumas, y aún así lo negaba.
Pues básicamente así, tal cual.
Y es que Liberace no sólo brillaba por su virtuosismo al piano, sino por haber creado un personaje tan excesivo y tan camp que podía ser amado por las masas sin que éstas se atrevieran a preguntarse qué había bajo la capa de visón.
En tiempos en los que ser homosexual podía significar cárcel, ruina o exilio, él prefirió esconder sus relaciones, denunciar por difamación a quienes insinuaban la verdad y fabricar nota a nota la gran mentira de su heterosexualidad.
Pero no nos equivoquemos, lo hizo para sobrevivir.
Y en este episodio, no, no vamos a juzgarle, vamos a contar su historia completa, sin censura ni miedo, porque Liberace fue pionero, referente y espejo nunca mejor dicho, de una época que no permitía ser, pero donde él, a su manera, fue.
Oye Otto, ¿y no sería que simplemente le gustaba un buen drama? Pues querida rata, ya sabes que si hay algo que nos une a todas las marcas es el amor a un drama bien interpretado, en el escenario o en la vida real, así que bueno, él también era un disfrutón del drama.
Así que queridos amigos, poneos cómodos, sacad vuestras capas de lentejuelas, servíos un martini con una cereza y preparaos para descubrir al hombre que tocaba como Liszt, pero vivía como si Hollywood fuera su casa.
Hoy traemos un candelabro.
Y no solo para poner velas.
Exactamente amigas, se viene glamour, se viene kitsch, se viene mariconeo sin pudor.
Bueno rata, se viene muchas cosas pero lo del pudor desde luego que no.
Pero bueno, ahora lo vamos a ver.
Con todos vosotros, Liberace.
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