La transformación de lo real en la fotografía 654j3e

¿Cómo estás? Venimos de un vídeo que trata sobre la fotografía como espejo de lo real.

Aunque es recomendable ver los vídeos anteriores a éste, que tratan la filosofía de la fotografía a nivel amplio para poder llegar hasta nuestro universo virtual y profundizar ya directamente en él, vamos a resumir un poquito de dónde veníamos.

Desde los inicios de la fotografía, allá por el siglo XIX, incluso a inicios del XX, se entiende a nivel ontológico que la fotografía, a través de su técnica mecánica y científica, va a producir semejanza, va a coger la realidad y la va a transformar de una forma, entre comillas, objetiva. Por lo tanto, va a tener ese valor de naturalismo, de verdad, de testigo de una realidad que queda atrapada en el tiempo y que va a ser incuestionable. Y además, por suplantar esa idea de mímesis en las artes, de reproducción y de fidelidad, va a conseguir que, a través de estos discursos, las artes pictóricas, por ejemplo, queden liberadas y se permitan movimientos artísticos que no dependen tanto de esa idea de semejanza.

Para ello nos apoyamos tanto en los libros de Dubois como también en algunos fragmentos de Baudelaire y otros autores. Que, por cierto, aquí Sol Villa, que tiene un podcast que creo que se llama Pino para hablar, me pasó al ver el vídeo este y al ver la publicación un fragmento de Arthur...

Artuar Schopenhauer...

Venga, va, eche la bronca si lo he dicho mal. Donde, precisamente, regaña a Schopenhauer a un pintor por haberle hecho un retrato que se parece mucho a él. Y donde el filósofo exige que el arte debe ser poesía, que tiene que ser como un poema lírico del que resulte toda la personalidad del retratado, con todo su pensar, sentir y querer.

Pues bien, de este lugar, de este lugar filosófico, siempre a nivel genérico, entendemos que, al final, todo parte, incluso las dialécticas que existían en aquel tiempo, parten de un mismo punto y vamos a pasar a un siglo XX, donde se va transformando esta idea de la fotografía como un objeto que alguien activa, pero no hay un artista detrás, sino que simplemente es un supervisor de la máquina.

Vamos a llegar a un siglo XX, donde la fotografía transforma la realidad, transforma lo real. Hasta que llegamos a la cúspide de todo este asunto, que sería el movimiento lagrano, la estructuralista, que puede ser un poco el punto álgido. En este caso tenemos referencias bibliográficas, como por ejemplo la de Christian Metz, donde él trata la impresión de realidad que existe en el cine, en ensayos sobre lo que significa el cine, los trabajos semiótica también de Humberto Eco, los clásicos de Roland Barthes, que van sobrevolando esta serie de vídeos, René Lídia y Kent, y en general esta serie de autores, que vienen a decir un poco, así por resumir, son ideas que trabajan un poco la psicología de la percepción, la idea del texto, de los signos que hay debajo de una imagen, los usos antropológicos de la fotografía, ese punto de vista teconstructor sobre la imagen que se va extendiendo, y que de alguna manera tratan de sublevar los conceptos de mimesis, de transparencia, de fotocopia de la realidad que teníamos anteriormente y que ya hemos visto, y van a empezar a subrayar que la foto está codificada, que debajo de cada imagen existen una serie de códigos, de signos, de textos, lo que tú quieras poner en esta serie de filosofías, donde también importa lo técnico, lo cultural, lo sociológico, lo estético, antropológico, la búsqueda que teníamos anteriormente de una realidad bastante no objetiva, clara, que parece que vaya hacia afuera, va a dar un giro hacia lo que podemos llamar, o a lo que entendía Diane Arbus como una verdad interior, se busca hacia otras capas de la imagen, y bueno, a posmodernidad huele, exacto.

Sin embargo, hay que dejar claro que es un periodo que llamamos, a mí no me gusta llamarlo posmodernidad, pero es la manera de entendernos de forma clara, que populariza estas ideas, que deja claro el contexto desde el cual se va a trabajar en las artes oficiales, institucionales, etcétera. Pero no significa que anteriormente, en pleno siglo XIX, no tuviésemos apuntes de esta serie de cuestiones que buscan transformar lo real a través de la fotografía también.

Por ejemplo, hay un texto de Lady Elizabeth Eastlake, publicado en 1857, que nos dice, la naturaleza, como debemos recordar, no está hecha solamente de sombras y luces verdaderas, directas, detrás de esas masas muy elementales, posee innumerables luces y semitonos reflejados que juegan alrededor de cada objeto, redondean las aristas más cortantes, iluminan las zonas más oscuras, asolean los lugares sombreados, aquello que el pintor experimentado se regocija en reproducir. El texto es un poco más largo, pero lo he resumido un poquito, porque al final lo que viene a decir es que, de una manera así fragmentaria, la fotografía es un poco inepta para dar cuenta de la sutileza de matices luminosos que puede plasmar un pintor, incluso de forma subjetiva, sobre todo entendiendo que la fotografía, en aquel momento, también genera otro tipo de contrastes, no la entendemos como algo en color o tal.