UN PUÑADO DE CENTENO (cap: 4, 5, 6 y7) de Agatha Christie |Audiolibro. o5a59

Capítulo cuatro mhm heridos se detuvo mientras bajaba la escalera para mirar a través del gran ventanal acababa de detenerse un automóvil del cual se apearon dos hombres el más alto permaneció unos momentos de espaldas a la casa contemplando los alrededores maridos les observo pensativa debía ser el inspector nil con uno de sus subalternos apartándose de la ventana fué á contemplarse en el gran espejo colocado en el rellano viendo una figura menuda vestida de gris con el cuello y los puños de blanco inmaculado sus cabellos oscuros partidos sobre la frente y cubriendo sus sienes con ondas suaves se recogían en un moño sobre la nuca usaba un lápiz de labios color rosa pálido en conjunto marido estaba satisfecha de su aspecto y con una ligera sonrisa en los labios continuó descendiendo por la escalera el inspector nil mientras inspeccionaba la casa decía mira que llamar la villa bella del tejo que afectados son los ricos una casa que según él era una verdadera mansión sabía perfectamente lo que era una villa había crecido en una una casita junto a la verja de jardín tom park aquella vasta mansión palaciega con sus veintinueve dormitorios que ahora pertenecía al trust nacional la villa era pequeña y atrayentes desde el exterior pero húmeda incómoda me faltara el más rudimentario sistema sanitario por fortuna estos factores habían sido aceptados de buen grado por los padres del inspector nil no tenían que pagar alquiler y todo el trabajo consistía en abrir y cerrar las verjas cuando era necesario y había muchos conejos y faisanes que llevará la olla la señora ni él nunca llegó a conocer los placeres de la cocina eléctrica las estufas alacenas ventiladas agua caliente y fría saliendo del grifo y el que se encendiese la luz con solo hacer girar el interruptor en invierno los niños tenían una lámpara de aceite y en verano se acostaban antes de que oscureciera eran una familia saludable y feliz y continuaron siéndolo a través de los tiempos de modo que cuando el inspector oía la palabra bella recordaba los días de su infancia más aquel lugar llamado pomposamente villa del tejo era la clase de mansión que los ricos se construyen y luego hablan de su casita de campo tampoco aquello era el campo según la idea que el inspector nil tenía del mismo la casa era grande y sólida construida con ladrillos rojos más ancha que alta con demasiados faldones y un gran número de ventanas cuadradas los jardines eran completamente artificiales a base de parterres con rosales pérgolas y laguitos y daban nombre a la casa gran número de setos formados con tejos recortados había gran cantidad de tejos para cualquiera que deseara materia prima para obtener taxi na en la parte derecha tras la pérgola de los rosales había un gran árbol que conservaba su forma natural de esos que uno asocia con los claustros de un convento con sus ramas getas por estacas como un moisés del mundo vegetal aquel árbol debía estar allí desde mucho antes de que las nuevas construcciones de ladrillos rojos se extendieran por aquellos alrededores mí antes que los campos de golf los arquitectos de moda señalaran a sus ricos clientes las ventajas de los solares y puesto que era una antigüedad valiosa aquel árbol había sido incorporado al nuevo escenario y tal vez para dar nombre a la nueva residencia villa del tejo y posiblemente los frutos de aquel mismo árbol el inspector nil cortó sus meditaciones debía continuar su trabajo le abrió la puerta a un hombre de mediana edad que coincidía con la imagen que el inspector ni la había formado al hablar con él por teléfono un hombre con un falso aires de elegancia mirada esquiva y pulso bastante inseguro el inspector ni dio a conocer su identidad y la de su acompañante y tuvo el placer de ver un relámpago de alarma en los ojos del mallorca