
Descripción de LA VOZ QUE FUE UN SUSPIRO 20 475w4m
LA VOZ QUE FUE UN SUSPIRO-20 Fue un suspiro y el fin de las historias, esa entelequia natural del desnudo en el alma, los poderes, la gloria, espejismos al fin viviendo codo a codo con miles de ilusiones que nacen al morir los sueños de una noche, aunque sea pretendiendo la canción del verano. Somos como esos idiotas que compran por comprar los tesoros que otros presumen sin tenerlos, salimos a la calle siendo entre millones disimuladas gentes que son tan invisibles como somos nosotros que no se ven ni ellos en los escaparates que aceptan como vida. Pero hay otras voces desesperadas, buscando en las pupilas una verdad de vida que nos lleve a la puerta del futuro que ansían, el futuro que antes fuera el de nuestros padres, cuando era ilusión despertar cada día y meterse en el cuerpo despierto de los sueños. Quien pudiera volverse menguante en un segundo, desaparecer en el agua del mar, volver a renacer, ser esa constelación y formar arte y parte del dios de la creación, dando la vuelta a todo en solo ese segundo, deshaciendo tensiones que ya fueron creadas al crear este mundo sin sentir ese abrazo que entra en tu bolsillo, y ser dueño de todo entre el miedo y la lluvia convirtiendo en planetas canicas que atesoro y son mis universos. Todo ha sido un suspiro, un frio en el calor y un calor en el frio dentro de los zapatos, pisando sin ruido los puntos suspensivos, parando el corazón, imprimiendo las reglas para no equivocar de nuevo la creación y no tirar la llave, guardarla a buen recaudo por si acaso volvemos a ser de nuevo niños, acaso que se abra por otra vez de nuevo un roto en el bolsillo. Chema Muñoz© 6r1o50
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
La voz que fue un suspiro, veinte, por Chema Muñoz, fue un suspiro y el fin de las historias.
Esa entelegia natural del desnudo en el alma, los poderes, la gloria, espejismos al fin, viviendo codo a codo con miles de ilusiones que nacen al morir los sueños de una noche.
Aunque sea pretendiendo la canción del verano, somos como esos idiotas que compran por comprar los tesoros que otros presumen sin tenerlos. Salimos a la calle siendo entre millones disimuladas gentes que son tan invisibles como somos nosotros, que no se ven ni ellos en los escaparates que aceptan como vida. Pero hay otras voces desesperadas buscando en las pupilas una verdad de vida que nos lleve a la puerta del futuro que ansían. El futuro que antes fuera el de nuestros padres, cuando era ilusión despertar cada día y meterse en el cuerpo despierto de los sueños.
¿Quién pudiera volverse menguante en un segundo? Desaparecer en el agua del mar, volver a renacer, ser esa constelación y formar arte y parte del Dios de la creación, dando la vuelta a todo en sólo ese segundo. Deshaciendo tensiones que ya fueron creadas al crear este mundo sin sentir ese abrazo que entra en tu bolsillo y ser dueño de todo entre el miedo y la lluvia, convirtiendo en planetas canicas que atesoro y son mi universo.
Todo ha sido un suspiro, un frío en el calor y un calor en el frío dentro de los zapatos, pisando sin ruido los puntos suspensivos, parando el corazón, imprimiendo las reglas para no equivocar de nuevo la creación y no tirar la llave, guardarla a buen recaudo por si acaso volvemos a ser de nuevo niños. ¿Acaso que se abra por otra vez de nuevo un roto en el bolsillo?
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