190. Zapata Tenor y la pasión por la música 575h6l

Si te dijera que hoy voy a dar el do de pecho, seguro que apagarías ya directamente el podcast, porque si me has oído alguna vez cantar, que espero que no hayas tenido ese sufrimiento, sabrías que no puedo dar ni un do, ni un sol, ni un fa. Menos mal que la persona que viene sí.

Pero no solo da un do de pecho delante de un escenario, sino que da un do de pecho desde la parte del negocio, desde el humor, desde las empresas, llevando siempre la música a cuestas.

Y no sé si es a cuestas por delante o por detrás, pero eso seguro que nos lo cuenta él.

Os presento de nuevo, porque no es la primera vez que vienen a este Podcasting Viven, y tenemos la suerte de que repite, como en las natillas de dos en dos, a Zapata Tenor.

Muy buenas, Zapata.

Buenos días, ¿cómo estás? Vas a tener que dar el do de pecho, tío.

Pero cómo eres tú a dar el do de pecho, que esto se puede hacer, que esto se puede hacer.

Al final es una cuestión de lo que apriete el culete, eh. Ya te digo yo que al final faltan más mósferas de presión, más para arriba llegas, eh.

Ah, sí. ¿Solo hay que apretar el culo para poder conseguir sacar música, o cómo es? He resumido un poco, he resumido un poco, no es muy fácil.

Pero sí, cuanto más aprietes, más para arriba llegas.

Afinar o no ya es otra cuestión, pero bueno, por lo menos apretar, llega.

Para quien no te conozca, ¿quién es Zapata Tenor? ¿O quién es ahora? Porque a lo mejor yo creo que ha habido un antes y un ahora.

Sí, es que ya...

No sé quién soy, siempre digo que un poco el hombre Macedonia, ¿no? Porque he hecho de todo en la vida, he hecho...

Pero bueno, al final soy un cantante de ópera, ahora no me dedico tanto a eso, o me dedico a eso, solamente las partes que me hacen feliz, ¿no? Porque hay muchas partes de ese trabajo que no me hacían feliz, por eso intenté hacer otro trabajo.

Y ahora soy una persona que intenta comunicar la música con pasión y los valores que la música alberga, y mezclarlos con el mundo empresarial, ¿no? Ir a las empresas a contarles que en nuestro mundo existe el trabajo en equipo, que existe la innovación, y muchas veces en el mal sentido, porque innovamos para nosotros, y hay que innovar para la gente.

Al final tienes que ser querido y gustar.

No sé, intento llevar la música de otra forma y comunicarla de otra forma, que al final le sirva más a la gente, ¿no? Que subirme a un escenario y cantar Rossini, que es lo que he hecho 30 años de mi vida en teatros de ópera de todo el mundo.

Eso es un poco el resumen.

Que conste que el otro día sentí celos de tu hija, porque le hiciste un vídeo y te oí cantarla, y yo dije, a mí nadie me ha cantado así.

El tío está tocando notas con la guitarra eléctrica, pero yo dije, a mí nadie me ha cantado de esa manera.

Claro, así me imagino que no solo conquistas, evidentemente, el corazón de tu hija y el de muchísima gente, sino, claro, hacer ese tipo de presencia y explicar la música de otros modos sintiéndolo, como tú dices, a empresas y a otras personas, tiene que cambiarlo todo.

Sí, la música lo cambia todo.

Sí es que la música lo cambia todo, porque siempre digo que nos acompaña, siempre.

Eso es una cosa que lo dije en una conferencia de BBVA y lo pienso realmente.

Empezamos a crearlo con el latido de nuestros corazones desde que estamos en el vientre de nuestra madre, porque la música pensamos que solo es melodía, pero también es ritmo, ¿no? Y está ese alegro vivace, pum, pum, pum, pum, pum, pum, que tenemos en el vientre de nuestras madres.

Y ese arte nos acompaña hasta el final de nuestros días, porque es que hasta que nos meten en la cajica de madera, no sabemos para dónde, está siempre con nosotros.

Cualquier momento importante de nuestra vida está asociado a una música, cualquier momento emocionante, y si no pensarlo un poco, ¿no? Podéis vincular una canción a casi todos los momentos de vuestras vidas que merecen la pena.

Por lo tanto, la música transforma y la música cambia.

Y el poder crearla, y lo de mi niña el otro día que era su 18 cumpleaños, pues, uno de los dones que uno tiene, pues, regalarlo al mundo.

Claro que sí, faltaría más.

Y para mi niña, pues, imagínate.

¿Qué te ha cambiado a ti la música, en lo positivo y en lo negativo? Pues, es que no concibo la vida sin música.

No es que me haya cambiado, es que es parte de mí.

Pero es que es parte de vosotras.

Es que yo siempre lo digo, tú imagínate, tú imagínate, os levantáis esta mañana y ponéis la radio y, aunque sea algo de informativo, no escucháis un jingle en medio de algún anuncio, pero es que luego vais y ponéis la serie vuestra en Netflix y no tiene música, es solo la gente que habla.

Pero es que luego ponéis, no sé, cualquier cosa, ¿no? Y no está la música.

No es que a mí me ha cambiado, es que no concibo la vida sin la música.

Es que no tiene, es que parece, a ver, las cosas importantes de la vida es el agua, es la alimentación y querer a la familia y que nos quieran, ¿no? Pero, ostras, sin la música la vida sería muy larga, ¿no? Por lo tanto, no es que me cambie, es que no consigo vivir sin ella y a ella me abrazo en todos los momentos felices y tristes de mi vida, ¿no? Con todas las emociones.

Que, además, como yo digo, la sal de esas emociones.

Tú le echas música a una emoción y aquello se potencia.

Yo soy, además, el típico tristón de libro, ¿no? Yo me encanta cuando estoy enamorado, un amor roto, he tenido, pues, yo ponerme en mis canciones de Kiki.

De corta TV no es total.

Claro, claro, claro.

Y eso es maravilloso.

Por lo tanto, hay un...

Y si estás cansado, ¿qué escucharías? Ojo, me pongo a Bach para calmar el asunto.

Me pongo a Johann Sebastian Bach, que era un tío bajísimo y que hacía una música maravillosa y que te recuerda...