CdS Segunda parte de "Fe, justicia, cultura y modo de vivir" Carlos Pérez y Amando López a5313

Hoy en Cajón Desastre, Cuentahistorias.

Buenos días, Bureba. Hace dos semanas emitimos aquí, en Cuentahistorias de Cajón Desastre, la primera parte de un programa que titulamos Fe, Justicia y Modo de Vivir, sobre dos jesuitas burebanos, Carlos Pérez Alonso y Amando López Quintana, que pagaron por sus ideales con su vida. Carlos Pérez, nacido en Briviesca, fue secuestrado y desaparecido y nunca volvió a conocerse nada de él en Guatemala el 2 de agosto de 1981.

Y Amando López, nacido en Cubo de Bureba, fue asesinado en El Salvador el 16 de noviembre de 1989 junto a otros cinco compañeros jesuitas y dos mujeres trabajadoras. Hoy hemos querido completar aquel programa con los testimonios de sus familiares, para que nos digan cómo eran, cómo vivieron ellos el pensamiento de su hermano. Este quiere ser nuestro recuerdo y reconocimiento a la labor que los llevó a la muerte.

En el recorrido vital que estamos haciendo, hoy nos hemos acercado a Bilbao para hablar con Enrique Pérez, que es el hermano de Carlos, para que nos cuente sus vivencias.

Gracias Enrique por itirnos estar aquí contigo.

Es un placer.

Mira, vamos a hacer un recorrido rápido de su vivencia. Él nace el 24 de octubre de 1936 en Briviesca y le hacen desaparecer el 2 de agosto de 1981 en Ciudad de Guatemala. Tenía entonces 44 años. Estudia en La Salle.

Estuvo interno en Valladolid en La Salle. Me parece que estuvo unos dos años. Y luego hasta que acabó el bachiller estuvo en La Salle en Burgos. Ahí hizo el séptimo y con un detalle de que como era el alumno más joven que acababa los estudios, porque acabó con 15 años creo, pues le regalaron un patalón largo. Y ahí él tenía vocación de estudiar ingeniería industrial. Incluso a algunos parientes le regalaron compases y cosas y tal.

Pero en ese interín conoció en Briviesca al padre Enrique Tabernero Montejo, que era el que estaba gestionando una granja agrícola que tenían los jesuitas que habían adquirido en Briviesca.

¿Tú recuerdas por dónde estaba? Sí, sí, totalmente.

¿Qué zona era? Pues estaba por la Loma, pasando la Loma más al otro lado de la carretera y del tren.

Que luego esa la compró un amigo mío, Goyito, Goyo Gómez. Y ya estuvo gestionando él, el padre Tabernero. Y como en mi casa mi madre era muy beata, pues hacía un poco de trampolín, de portavoz, gestionaba las llamadas telefónicas, no había teléfono. Y en ese interín, pues claro, tuvo una relación mi hermano con el padre Tabernero muy intensa. Muy intensa, muy intensa, hasta el punto de que llegó y que dijo que lo sentía mucho, pero que se iba al seminario.