De rimas y leyendas 382v11

Hola, soy Manuela de la Cruz, y esto es No me cuentes historias.
Hola, ¿qué tal? ¿Cómo fue la semana?
Esperamos que el comienzo de febrero esté yendo bien.
El nuestro, la verdad, es que ajetreado, pero sin quejas.
Tratamos de disfrutarlo igual.
Esta semana os traemos mucha manifestación de la belleza
o del sentimiento estético por medio de la palabra
en verso o en prosa.
O lo que viene siendo lo mismo, poesía.
Y nuestra primera parada es la capital andaluza.
Sí, hoy comenzamos el programa en la Sevilla del siglo XIX.
Y es que el 17 de febrero de 1836
nacía Gustavo Adolfo Becker.
Mi crush en el colegio, tengo que confesarlo.
Mi novio es un zombi de manual.
Pero no os voy a hablar yo del amor platónico de mi infancia.
Que no es que tuviera la carpeta forrada con imágenes suyas,
pero podría haberlo hecho perfectamente.
Así que mejor buscamos a alguien más imparcial.
Para hablarnos de la vida y obra de este poeta universal,
recibimos como cada semana a nuestra historiadora favorita.
Laura Albert, hola, bienvenida.
Hola Manuela, hola a todos y a todas.
Pues aquí estamos una semana más.
Puesto que hoy en el programa hablamos
sobre uno de los más grandes escritores de España,
pues he pensado contaros algunas curiosidades sobre él.
Gustavo Adolfo Becker
es el segundo autor clásico español
más leído después de Cervantes.
Nació el 17 de febrero de 1836
y este no es su verdadero nombre,
que era Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida.
Su padre fue el pintor costumbrista José Domínguez Insausti
y su madre se llamaba Joaquina Bastida Vargas.
Y vosotros pensaréis,
¿y de dónde viene el apellido tan conocido?
Bueno, pues el apellido Becker lo adoptaron
tanto él como su hermano
porque era el de la familia de la que descendían,
que era una familia de comerciantes flamencos
de origen noble,
que se estableció en Sevilla en el siglo XIV.
Gustavo y su hermano Valeriano estuvieron muy unidos,
quizás debido, seguramente,
a que se quedaron huérfanos muy pequeños.
Becker tenía 5 años cuando murió su padre,
en 1841,
y 6 años después, en 1847,
murió su madre también.
Tras esto, la familia se volcó en ellos,
sobre todo la madrina de Gustavo,
Manuela Monajay Moreno,
la cual tuvo muchísima influencia
en el desarrollo artístico de los dos niños.
Y es por eso que su niñez
sentó las bases de los escritos de Gustavo.
Sus famosas rimas se perdieron.
Él se las dio a Luis González Bravo
para que le hiciera el prólogo
y para que luego se las publicara.
Pero durante una revuelta en la ciudad,
la casa de Luis fue asaltada
y al parecer el manuscrito de Becker desapareció.
Así que él pues tuvo que reconstruir la obra,
lo reescribió todo de lo que recordaba
y de algún que otro poema que ya le habían publicado.
A los hermanos Becker se les atribuye
la autoría de unas láminas satíricas
con contenido republicano y anticlerical,
que tenían a la familia real como protagonista,
nada menos.
En estas pinturas se hace una gran crítica
a la reina Isabel II y a su corte,
mostrando a la familia real en situaciones
vamos a llamar pornográficas.
Sí, pornográficas.
Que bueno, pues se llamó
Los Bourbons en pelotas.
Sin embargo, parece que la crítica
no se pone de acuerdo sobre quién es el autor,
pero en el año 1991
se publicaron por primera vez
y fueron atribuidas a los hermanos Becker.
Gustavo tuvo una vida amorosa muy agitada,
pero de entre todas las mujeres
con las que él se enamoró.