
Descripción de Infoxicación y desinformación 1o4g3u
En este episodio haremos una clara denuncia la desinformación y la infoxicación propagadas a través de las redes sociales, especialmente por lo que llamaremos "metaperiodistas". Empezando por una lectura de las cifras de libros vendidos como forma de medir la capacidad de la población por saber discernir, se apunta al auge de la literatura de la "Nueva Era" como origen de la proliferación de la desinformación y la infoxicación. El autor crea dos conceptos, el de la "gugolesia" y el de la "tiva" para describir los fenómenos modernos de desinformación. Se argumenta que esta situación daña la sociedad, debilitando la democracia y promoviendo la ignorancia, por lo que se proponen medidas para combatirla, incluyendo una legislación que penalice la difusión de noticias falsas y la promoción de la lectura como antídoto contra la desinformación. 25b28
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Bienvenidos a un nuevo episodio del programa de podcasts El Viaje de Nabu, un programa dedicado al largo trayecto del conocimiento humano desde nuestros orígenes hasta el desarrollo de la inteligencia artificial, del que nos aprovecharemos para, de tanto en tanto, tratar de arrojar claridad sobre el paisaje tan enturbiado que se nos presenta en el día a día por los fenómenos de la desinformación y la infoxicación. Soy Enrico María Rende y esto es El Viaje de Nabu. Comencemos. Según la revista Ethic, un estudio presentado el año 2022 sostiene que el 86% de los títulos editados en España venden menos de 50 ejemplares.
Según la División de Estadística y Estudios de la Secretaría General Técnica del Ministerio de Cultura y Deporte, en el año 2021 el número de libros inscritos en ISBN fue de 92.700. Por tanto, de los casi 93.000 títulos que se publican al año, resulta que sólo 13.300 se venden al público general, ya que 79.700 títulos, ese 86% del que habla el estudio, se vendieron sólo a los amigos y familiares del autor. Pero que nadie se lleve a engaño, porque de entre esos 13.300 títulos, sólo el 0,1% según el mismo estudio, vende más de 3.000 ejemplares.
Lo que dicho en otras palabras significa que 13.207 títulos vendieron menos de 3.000 ejemplares, para una población de unos 40 millones de personas en edad de leer, y sólo 93 vendieron muchos ejemplares. Si imaginamos que haciendo cálculos generosísimos, de esos 13.207 títulos, todos vendiesen 3.000 ejemplares, la cifra de libros vendidos en España sería de 39.7 millones, es decir, menos de un libro al año por habitante en edad de leer.
Es cierto que hay 93 títulos, que venden más de 3.000 ejemplares, y que los hay que venderán más de 250.000 ejemplares, y que irán a parar a manos de esos que sólo han comprado uno de los otros títulos, o ninguno. Pero en mi opinión, el panorama de la lectura en España sigue pintando bastante triste. Pensemos que a fecha del año 2016, según worldpopulationreview.com, en EEUU el 50% de la población, esto es, cerca de 170 millones de habitantes, leen unos 7 títulos por persona por año, y que la otra mitad le unos 4 títulos por persona por año. La población alemana lee el 9% de todos los libros vendidos en todo el mundo, la de Japón el 7%.
Esos son muchos libros y muchos lectores. ¿En qué lugar deja a España esa cifra que no llega ni a centenar de títulos? Por el contrario, España ocupa una muy buena posición en el ranking mundial de s de redes sociales. Ahí sí que sí, en cuanto a Facebook, en España hay más de 33 millones de s colocándose en el puesto 21 del mundo.
Y en cuanto a Instagram, 21 millones de s, lo cual la sitúa en el puesto número 13 del mundo. Ahora bien, si la única defensa contra la desinformación y los bulos es el conocimiento, y éste viene de la mano de los libros, la ecuación es poco espalanzadora para una población que no lee más de 93 títulos al año.
Que las mentiras sólo se pueden vencer con los libros es algo que han expuesto ya muchos sabios. Humberto Eco, por citar sólo uno, escribía que leer también podemos leer mentiras, pero leer libros nos ayuda a discriminar. Y es que el que no lee es un ignorante, y el que es ignorante no puede discernir la verdad de la mentira, aunque se la pongan delante con luminosos sonoros y una flecha parpadeando en rojo. El ignorante ha sido, es y será la mayor víctima de la desinformación y los bulos, pero a la vez ha sido siempre, es y será su mayor difundidor. Ignorantes de este tipo ha habido siempre, pero al de hoy en día se le reconoce por estas características.
Uno, acepta a ciegas la creencia que mejor le haga sentir, le beneficie o que le satisfaga su necesidad de formar parte de un clan, el tribalismo. Dos, su herramienta principal es la web 2.0. Y tres, paranoia y negación por hábito. De hecho, sus lemas son uno, el de no, es que no interesa que se sepa la verdad, y dos, la ciencia no lo sabe todo.
Empecemos por aclarar que usar como mantra la idea de que la ciencia no lo sabe todo o que también se equivoca es una auténtica estupidez, sobre todo cuando se trata de hechos históricos o de teorías científicas. Veamos por qué. Una teoría científica no es un pensamiento o una opinión que se le haya ocurrido a alguna persona inteligente. Una teoría científica es una idea que se ha sometido a la crítica de la comunidad científica del mundo entero.
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