Manny Pacquiao: Golpes de Fe - Ecos del Pasado 1x32 483n5h

En una pequeña casa en la localidad de Kibaue, en Filipinas, un niño de apenas 12 años viviría un drama absoluto que cambiaría para siempre su vida y la de millones de personas en su país.

Este niño es Emmanuel Dapidran Paquiao, conocido mundialmente como Manny Paquiao.

Una leyenda actual del boxeo y un símbolo de esperanza y resistencia ante el mal.

Pero su viaje no comenzó de ninguna manera en un cuadrilátero, sino en un hogar marcado por la tristeza, el aislamiento y una profunda herida, el odio hacia su padre.

Manny nació un 17 de diciembre de 1978 y creció en un entorno donde las sombras del alcoholismo y la violencia familiar eran una constante tormenta.

Su padre, un hombre afligido por sus demonios internos, había convertido la vida en casa en un infierno.

Las discusiones eran frecuentes, llenas de gritos y reproches, mientras que la figura materna no hacía nada para evitar aquel pesado ambiente.

Manny, joven e inocente, no comprendía por qué su padre se dejaba consumir por el odio, la autodestrucción y por qué él debía sufrir en silencio aquellos daños.

La frustración y el dolor lo acompañaban cada día y esa carga emocional se tornó en un deseo ardiente por escapar de aquel ambiente.

Un día, después de una violenta pelea que resonó en las paredes de su hogar, su progenitor, aquel individuo, se comió el perro del joven paquiao.

El joven niño filipino Manny decidió que ya no podía soportar más aquel ambiente y a pesar de tener sólo 12 años decidió que hasta aquí.

Con el corazón palpitante y una determinación férrea empacó lo poco que tenía en una pequeña mochila y salió por la puerta hacia un mundo desconocido.

La noche lo envolvió mientras corría dejando atrás una infancia sin valores y un hogar desmoronado y sólo lleno de hipocresía y violencia.

Con cada paso el odio hacia su padre se iba transformando en una fuerza libertadora, una chispa que él no sabía pero encendería su futuro.

Los días siguientes fueron un torbellino de inseguridades y luchas.

Manny Paquiao dormía en las calles, subsistiendo de la caridad de extraños y trabajando en empleos menores.

Pero en su corazón ardía una llama muy especial.

No estaba dispuesto a dejar que su vida se definiera por el sufrimiento y la tristeza.

En medio de la adversidad descubrió el boxeo.

Era una oportunidad, era un deporte que prometía de alguna forma una salida para él, una oportunidad para transformar su dolor en fuerza y su rabia en disciplina y duros golpes al adversario.

Al gimnasio de aquella localidad fue como, de alguna manera, regresar a casa.

Aunque él no lo supiera, había encontrado su futuro.

Allí entre guantes y sacos de boxeo encontró una comunidad que lo abrazó y le ofreció la oportunidad de reinventarse como ser humano.

Su instructor, un hombre también especial, un hombre con un pasado igualmente complicado, vio en él algo diferente a cualquier otro que hubiera pasado por aquel gimnasio.

No solo estaba ante un niño talentoso, sino ante un guerrero que había enfrentado sus propios demonios con un valor que hacía honrarlo.