
Descripción de Voces con historia, almas con futuro 6y6i12
Este podcast refleja tanto la realidad que viven los menores que residen en un centro como el trabajo que desempeña el profesional que trabaja con ellos, contando con el apoyo de las entrevistas de ambos. Participan: Ana, Sonia, Lucía, Laura M y Laura C 2h1p6o
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Bienvenidos y bienvenidas a nuestro podcast Voces con Historias, Almas con Futuro.
Somos cinco chicas estudiantes de Educación Social.
Nuestros nombres son Laura, Lucía, Ana, Laura y Sony.
Este podcast va a tratar sobre los centros de menores.
Para empezar, vamos a explicar brevemente el significado de estas instituciones y los diferentes tipos que podemos encontrar.
Además, en este podcast tenemos el gran privilegio de contar con la participación de una chica que ha vivido en uno de ellos.
La cual nos va a contar, en la medida de lo posible, su experiencia en éste.
Después, también vamos a contar con la participación de un profesional de la Educación Social que ha trabajado en distintos centros de menores, al cual le vamos a realizar preguntas sobre la experiencia con estos menores y su opinión en base al trabajo que ha desempeñado en estos centros.
Debido a la falta de información y confusión que aún existe hoy en día, queremos que nuestros oyentes tengan claro, antes de iniciar las distintas entrevistas, para qué sirven los centros de menores y los distintos tipos que existen.
Un centro de menores, en general, es una institución en la que se dedican a la atención, cuidado y protección de jóvenes que se encuentran en una situación de riesgo o vulnerabilidad social, debido a las distintas situaciones a las que se han tenido que enfrentar en su vida.
La gran mayoría de estos jóvenes llega a estas instituciones de manera temporal, para protegerse de situaciones de abandono, maltrato o negligencia que han vivido anteriormente con sus progenitores.
A pesar de que, debido a esto, son muy pocos los que volverán con su familia biológica, tenemos que brindarles todo lo necesario para su bienestar diario, de forma que, para ello, estas residencias sean lo más parecido a un hogar que tengan hasta que cumplan su mayoría de edad, que es cuando finaliza este recurso de acogida, el cual les brinda alojamiento, manutención, escolarización y atención sanitaria, entre otros cuidados.
Los centros de menores se dividen en dos grandes grupos, centros de protección y centros de justicia juvenil.
Por un lado, los centros de protección están pensados para menores en situación de desamparo o riesgo social, como aquellos que han sufrido abandono o maltrato.
Dentro de estos, encontramos los centros de acogida inmediato, que se ocupan de los casos urgentes y temporales, y los centros residenciales, donde los menores permanecen durante más tiempo en un entorno estable.
Por otro lado, están los centros de justicia juvenil, destinados a menores que han cometido algún delito y sobre los que recae una medida judicial, y se distinguen en diferentes regímenes de internamiento.
Centros de régimen cerrado, donde los menores cumplen su medida en un entorno muy controlado, con salida muy restringida, y centros de régimen semiabierto, que permiten una mayor flexibilidad con actividades fuera del centro bajo supervisión, pero manteniendo la residencia en el propio centro.
A continuación, vamos a comenzar con la entrevista, donde conoceremos el funcionamiento de los centros de menores desde las dos perspectivas.
En esta primera, vamos a escuchar a una chica que nos cuenta su experiencia en uno de ellos.
¿En qué tipo de centro estuviste y cuántos años viviste allí? Estuve en un proceso tutelado de preparación para la vida independiente y estuve desde los 14 hasta los 19.
Perfecto.
Trabajé cinco años.
Perfecto.
¿Las normas del centro eran claras para ti? ¿Te parecían justas? Las normas...
Teníamos que tener normas, porque no dejamos de ser diez menores que vivían en convivencia, pero no eran unas normas completamente estrictas.
De todas maneras, había normas que, obviamente, no me gustaban nada.
Claras, que era equipo educativo, de que te quedas en clase y que no hay móvil.
Entonces, las normas eran sencillas.
Una vez entrabas también a la rueda, que también a veces es complicado llegar de nuevo, hace repente, de una casa a la que no tienes normas y deshaces un poco como te da la gana, o de repente en un entorno en el que está todo supermedido.
Las horas de estudio, las horas de comida, el tiempo de teléfono, las horas para limpiar, el tiempo de ocio...
Estaba todo supermedido y había veces que, obviamente, las consecuencias que tenía.
Zapatillas, para no haber recogido simplemente unas zapatillas.
Entonces, obviamente, me gustaba porque sí que me daba libertad, pero me daban cuando yo la daba.
Es decir, si yo me pasaba un poco de tuerca, se encargaban ellos muchas veces de marcar los límites y entonces ahí no gustaba.
Exacto.
¿Recibiste ese apoyo psicológico o emocional dentro del centro y fue útil para ti? Recibí, y esto es una cosa que noto en todos los centros, yo cuando llegué tuve que ser un poco muy lento.
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