
Descripción de LA VOZ QUE FUE UN SUSPIRO 22 i6g4m
LA VOZ QUE FUE UN SUSPIRO-22 Suspirar es una gran pérdida de tiempo, engendra una reputación altamente rompible, te conceptúan débil, casera, casi sin luces, fácil de dominar, aunque el suspiro sea tan solo una fácil manera de oxigenar un mal momento. El suspiro es un huésped, que a otros ojos ensucia el aura, muestra ese cansancio, huérfano, aparentemente destruido, siendo solo el reclino del algún recuerdo, el estilo propio de un sentimiento, el final imposible, confuso, sin solución de una impaciencia, de un descontento. Un suspiro contiene un llanto no desechado, contenido, casi violento, una pena ya seca, hundida en la silenciosa intimidad, a tu lado naciendo y muriendo contigo. A veces el suspiro colma la noche cuando destapa esos reproches que están contigo desde la infancia, y son suspiros de ese deseo casi dormido, pirata, que se desluce si se descubre ese motivo de estar jugando de dentro a afuera, bailando el aire entre tu alma y las esferas inconfesables de sensaciones, de un lecho, de aquella noche bajo la lluvia, de ser el transeúnte bajo tu pecho mientras tus dedos pintan caminos sobre mi piel buscando puertas donde internarse tu ser y el mío. Es un suspiro momento eterno entre tus cielos y mis infiernos, tus redondeces en los suburbios de mis deseos, es la grandeza, cuando tu cuerpo vive en mis dedos y la mirada se va a los cielos en un encuentro, cuando tu cuerpo en un suspiro nace en mi cuerpo, siendo los dos en un suspiro, los dos en uno un universo. Chema Muñoz© 434660
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
La voz que fue un suspiro, veintidós, por Chema Muñoz.
Suspirar es una gran pérdida de tiempo, engendra una reputación altamente rompible, la conceptúan débil, casera, casi sin luces, fácil de dominar, aunque el suspiro sea tan sólo una fácil manera de oxigenar un mal momento.
El suspiro es un huésped que a otros ojos ensucia el aura, muestra ese cansancio huérfano aparentemente destruido, siendo sólo el reclino de algún recuerdo el estilo propio de un sentimiento, el final imposible, confuso, sin solución de una impaciencia, de un descontento.
Un suspiro contiene un llanto no desechado, contenido, casi violento, una pena ya seca, hundida en la silenciosa intimidad, a tu lado, naciendo y muriendo contigo.
A veces el suspiro colma la noche cuando destapa esos reproches que están contigo desde la infancia, y son suspiros de ese deseo casi dormido, pirata, que se desluce si se descubre ese motivo de estar jugando de dentro a afuera, bailando el aire entre tu alma y las esferas inconfesables de sensaciones de un lecho, de aquella noche bajo la lluvia, de ser el transeúnte bajo tu pecho, mientras tus dedos pintan caminos sobre mi piel, buscando puertas donde internarse tu ser y el mío.
Es un suspiro momento eterno entre tus cielos y mis infiernos, tus redondeces en los suburbios de mis deseos, es la grandeza cuando tu cuerpo vive en mis dedos y la mirada se va a los cielos en un encuentro, cuando tu cuerpo, en un suspiro, nace en mi cuerpo, siendo los dos en un suspiro, los dos en uno, un universo.
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