Constelaciones y Feng Shui 216l1a

Bienvenidos y bienvenidas al episodio 203 de VerdeMenta, el podcast de Bohong Feng Shui.

Un podcast para personas que no se rinden, para personas que no paran de buscar hasta que encuentran la respuesta. Yo no sé si a ti te pasa, a mí me pasa desde pequeña que voy hasta el fondo de las cosas, por eso me gané el apodo en mi familia, un apodo muy cariñoso de eres obsesiva, es la obsesiva. Bueno, tú le llamarás obsesiva, yo le llamaré buscar la verdad, porque es que no puedo pasar por encima, yo no puedo hacer las cosas por encima, como rozando. No, yo necesito ir hasta el final, necesito entender por qué pasa, para qué pasa, cuál es la causa última. Necesito entender, lo necesito, si no es que no puedo ni dormir, puedo estar horas, días, años, hasta que doy con la respuesta que estoy buscando. Me da igual, soy como un martillo hidráulico, necesito saber qué está pasando, necesito entender para qué está pasando. Mira, hace un tiempo tuvimos una plaga de bichos en casa. Esos bichos, luego lo supe, a mí me estaban dando un aviso. Al final, las plagas también tienen un significado energético, hice algún episodio sobre esto.

Me estaban dando un aviso sobre la salud. Yo es cuando no estaba bien de salud y no lo sabía, y era un aviso. A partir de ahí me empecé a poner las pilas. Pero claro, lo primero que piensas no es, ay mira, tengo una plaga de bichos, ¿eso será porque no estoy bien de salud? No, no lo sabía y sobre todo porque cada bicho tiene un significado distinto. Entonces, yo ese bicho, por la verdad, no sabía que me estaba hablando de problemas de salud. Entonces, trabajé con esa plaga desde todos los ángulos posibles que se te puedan ocurrir. Lo trabajé con biodescodificación. Trabajé mi árbol para entender por qué puñetas me estaba pasando eso. Hice limpiezas energéticas, hice sanaciones energéticas, hice peticiones, visualicé, pedí respuestas y, por supuesto, por supuestísimo, no me olvidé lo más importante, contraté una empresa. De hecho, vinieron tres empresas a mi casa. Nadie entendía de dónde venían los bichos en cuestión. Mi casa es muy minimalista. En realidad, no hay recovecos.

Limpiamos muchísimo, es decir, no es una casa que esté sucia ni que tenga, qué sé yo, pues acumulación de basura o de migas. Y no se entendía de dónde puñetas venían esos bichos. Me gasté un dineral en que alguien lo descubriera. Nadie sabía de dónde podían venir esos bichos. Así que me puse en modo obsesiva, según mi familia. Yo, detective esca, y estuve mogollón de tiempo así. Me ponía, por ejemplo, a trabajar en la cocina. Yo trabajo desde mi despacho, pero en esa época es como, no, no, me voy a la cocina y mientras trabajaba en la cocina tenía como, ¿sabes?, como un camaleón que va moviendo el ojo así como si lo tuviera la virulé, pues así, mirando todos los rincones a ver si venían de la cocina. Al día siguiente me iba a trabajar desde la escalera de mi casa y todo el día estaba observando el recibidor, la puerta, por si entraban por ahí los bichos. Otro día me ponía al salón y miraba las rejillas a ver si venían por las rejillas. Puse silicona en todos los huecos posibles, puse rejillas de estas de tela, puse bicarbonato con aceites esenciales, puse laurel, puse tesa, puse trampas, puse papelitos, puse señales.

Aprendí los tipos de familias de ese bichito en cuestión, cuándo se reproducían, cómo, cuándo, por dónde entraban, por dónde salían. Bueno, mi hijo, bueno, mi hijo también, pero mi marido me decía, tía, estás loca perdida. Seguramente sí, pero yo no iba a dejar este tema así, no me daba la gana. Así que un día dejé una escalera, ¿vale?, en el baño, ya en modo ya Sherlock Holmes, dejé una escalera en el baño con un trozo de papel encima porque quería hacer una prueba y, bueno, esta prueba fue la definitiva. No te voy a contar por qué hice eso porque sería largo, pero vamos, que puse una escalera con un papel, quédate con eso. Total, que entré y al cabo de dos horas ahí estaba la prueba, un bicho encima de ese papel, o sea que había caído del falso techo del baño, ¿vale? Entonces encontré dónde empezaba todo, es decir, el nido y ahí ya sí que fue el principio del fin. Como te digo, estuve dos años o más buscando, pero no me rendí y eso lo hago con absolutamente todo, me da igual una plaga, una dolencia...