Mi parto natural, rápido y sin epidural: una experiencia transformadora 2j2f3s

Y justo noté que me estaba mojando, fui al baño y rompí agua.

Bueno, eso fue horrible, sí.

Y ese fue el peor momento.

En cada contracción, para mí, la mejor gestión es hacer una meditación y respiración.

Muchísimas mujeres sufren en sus partos cosas que no deberían vivir.

Y no lo saben.

La gente diciendo, no, yo me pongo en manos de los médicos y que ellos hagan conmigo lo que quieran.

Error.

Yo tenía muy claro que no quería titular, que no quería ningún tipo de medicamento.

Que claro, que el parto duele.

Nunca he sentido un dolor tan intenso.

Para mí era como que me iba a partir por la mitad.

Pero tenemos muchísimo miedo al dolor.

El dolor en el parto no es tu enemigo, es ese piloto que te está diciendo, el bebé está aquí, necesita esto.

Y si yo acallo ese mensaje, no sé qué necesita.

Con un desgarro en la voz, que yo ahí me olvidé de la cabeza de Gio y me fui contigo como en plan, a ver, estás viva, estás bien.

Y ya fue como, ah, que ya está.

Y de repente te escucho.

Nuestra esencia animal de la que estamos muy desconectadas y que está muy olvidada.

Cuando tú sales de la mente y de verdad te entregas a lo que tu cuerpo está sintiendo, la naturaleza sabe lo que tiene que hacer.

Bueno, pues estamos preparados para empezar.

Hacía mucho que no hacíamos esto.

Ahora vamos a contar los motivos.

Tres meses sin grabar.

El último episodio fue en noviembre y creo que nuestra vida se ha transformado 180 grados.

Por completo, se ha dado un giro brutal.

Ahora os iremos contando un poquito.

También este va a ser un episodio diferente.

Vamos a intentar automatizar todo por los cambios que ha habido en nuestra vida.

Voy a intentar editar este episodio de manera automática.

No sabremos si os enteraréis.

Bueno, sí, en el siguiente episodio que grabemos juntos.

Estamos trabajando con inteligencia artificial a la hora de edición, creación y planificación.

Porque con un niño de tres años y un bebé de dos meses...

No damos a las tres.

Otro de los cambios es que te has roto un dedo.

Sí, me he roto un dedo.

Y te han operado.

La gente dice, has ido con un dron, seguro que te has cortado.

No.

Con la bici, seguro que has hecho un salto increíble.

No.

Jugando al fútbol.

Pues jugando al fútbol, que llevo jugando al fútbol toda mi vida.

He descubierto ahora la bici, estoy pegando unos saltos de diez metros.

No me pasa nada.

Y voy a un tío, le agarro de la camiseta y me rompo un dedo.

Justo cuando tienes un bebé recién nacido que necesitas coger, cambiar y estar con él.

Y se ha complicado un poco el asunto.

Pero bueno, puedo seguir haciéndolo.

Lo hago de todas formas.

Lo único que no puedes cambiar el pañal.

Ni vestirle.

Sí, vestirle sí.

¿Sí? ¡Qué morro! Pues entonces, vale, a partir de ahora le vas a vestir más.

Ah, pues no le he vestido porque tú no has querido.

Porque normalmente sí que le he visto.

Ah, vale.

Pues no lo sabía.

Hoy queremos compartir nuestro relato del parto de Gio.

Y yo tengo aquí como una dualidad.

Una parte de mí, de hecho, estando en el hospital en esos dos días que te quedas ahí con el bebé, le dije a Pablo, quiero compartir esto porque ha sido una experiencia tan increíble que creo que más mujeres necesitan saber que se puede vivir un parto de esta manera sin tener miedo al dolor y, yo qué sé, como siendo fiel a nuestra naturaleza.

Creo que hay mucha desconexión del parto porque se ha medicalizado muchísimo y al final muchas mujeres tienen miedo.

Pero por otra parte sé que hay tanto juicio y tanta comparación dentro de la maternidad que me da un poco de miedo compartirlo porque no quiero generar una mala sensación en aquella mujer que quizá no ha tenido su parto ideal o que no ha tenido un parto como el mío, que quizá no ha sido su decisión o que las circunstancias han sido difíciles.

Diferentes, me quiero decir.

Entonces, pese a eso, ¿por qué no darle voz a las buenas experiencias dentro de la maternidad, de la vida y de todo? Cuando también nuestra visión es que se puede hacer diferente, podemos hacerlo distinto y siendo fieles a quien somos.

Así que por eso estamos aquí contando lo que pasó en el parto de Gio.

Yo creo que sí, que está muy bien porque además es una visión diferente a lo que se suele ver, sobre todo en redes sociales, que es ahora mismo el escaparate donde se suele ver todo.

Son todo experiencias negativas, dolor, que lo pasan mal, les tratan mal.

Entonces es como, bueno, ¿y por qué nosotros no contar nuestra visión como ya hicimos con Leo, que fue increíble? Ahora contaremos cómo ha sido con Gio.

Spoiler, también ha sido increíble. Y claro, dijimos, oye, ¿fue suerte lo de Leo? No, no fue suerte.

Es verdad. Yo he de confesar que necesitaba como volver a vivirlo para darme cuenta si aquello fue suerte o si hay algo detrás.

Y claro que las circunstancias fueron a nuestro favor y ahora también han ido, pero creo que también hay una preparación previa muy importante.

Vamos a comenzar con cómo nos preparamos para este parto, porque fue distinto también a cómo lo hicimos con Leo.

Preparación cero, porque yo sentí que ya estaba totalmente preparado para ello.