
Las monedas peninsulares de los Austrias desde el punto de vista del inversor | PODCAST #194 2n1b17
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A nadie se le escapa que actualmente se valora mucho más la calidad que la rareza de las monedas. Como dice un amigo mío: “en cuestión de precios, la rareza suma y la calidad multiplica”. Esta noción es aplicable a todas las series de monedas, pero no a todas por igual. Se podría afirmar que mientras más internacional sea el coleccionismo de una serie, mayor será la diferencia de valor entre calidad y rareza. Por ejemplo, los reales de a 8 columnarios o los 8 escudos alcanzan precios exorbitantes si su calidad es suprema. En el otro extremo, encontramos los plomos monetiformes, las fichas de hacienda, los billetes locales de la Guerra Civil y otras formas de dinero local. n412u
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Muy buenos a todos, aquí Adolfo Ruiz Calleja en un nuevo podcast del Blog Numismático.
En este caso no voy a hablar de la historia de una moneda o de una serie de monedas en particular sino de los aspectos económicos de cierto tipo de monedas, concretamente de las monedas peninsulares de los austrias y me voy a centrar sobre todo en las monedas de plata a martillo.
Son interesantes estas monedas para el coleccionista inversor, aquel coleccionista que quiere refugiar un capital.
Yo creo que pueden serlo pero teniendo en cuenta algunos aspectos que es lo que voy a comentar a lo largo de este podcast.
Un podcast que hago porque he visto varias platas a martillo de los austrias de cecas peninsulares muy interesantes que tienen a la venta en Numismática La Dobla.
Ya sabéis que Numismática La Dobla son expertos en moneda a martillo peninsular y que su director Álvaro Alvero es un verdadero apasionado de las platas a martillo.
Por eso nunca le faltan excelentes ejemplares en su tienda ni en su página web.
Basándome en estos ejemplares he preparado un pequeño artículo que acompaño del presente podcast.
Y es que si pensamos en este coleccionista inversor, es decir, alguien que quiere coleccionar una moneda, una serie de monedas pero a la vez quiere refugiar un capital, quiere que el día de mañana le pueda suponer un complemento a su plan de pensiones, como hemos dicho muchas veces.
Si es que quisiera en el futuro venderlas, a lo mejor las quiere dejar como herencia pero bueno, que en principio pueda ser un capital que queda en la familia.
Bueno, pues siempre se suele decir que hay que valorar mucho más la calidad que la rareza.
Y es que, como dice un mecenas del blog numismático, en cuestión de precios la rareza suma pero la calidad multiplica.
Y claro, esta idea es aplicable a cualquier tipo de moneda, diría yo, pero no a todos los tipos de moneda por igual.
Es decir, en general es un consejo muy sabio, el de que hay que fijarse más en la calidad de las monedas que en su rareza, pero hay algunas series donde la calidad dispara el precio de la moneda y en otras series no tanto.
Por lo general, hablando en términos generales, cuanto más internacionalizado esté el coleccionismo de una serie de monedas, tanto más se va a apreciar su calidad.
Entonces, si pensamos, por ejemplo, dentro de la moneda española, en los ocho escudos, en los ocho reales, en monedas de cecas mexicanas o de cecas americanas en general o filipinas, la calidad ahí dispara el precio de las monedas.
Porque hay mucho coleccionista internacional y de hecho hay coleccionistas internacionales que no se fijan ni siquiera en la estructura de una colección, simplemente hacen una estructura como muy simplona, tipo monedas tamaño ocho reales, por ejemplo, o crown size, como tamaño corona, como dicen en el mundo anglosajón.
Y entonces esa gente a lo mejor compra un ocho reales mexicano, compra una moneda de una corona de Jorge III del Reino Unido, compra un Morgan Dollar, la siguiente compra es una moneda de cinco drachmas, lo que sea, y son monedas todas ellas de tamaño duro y lo que exigen es una calidad altísima, entonces les da igual de dónde venga la moneda, les da igual el tipo, solamente lo que piden es ese tamaño y muchísima calidad.
Y hay bastantes coleccionistas así a nivel internacional.
Entonces claro, que la moneda tenga una calidad extrema, que sea atractiva para el personal, que tampoco tenga demasiado estudiada la numismática, no entre mucho en profundidad en los aspectos históricos, simplemente le llama la atención, le gusta, le resulta verdaderamente estética, entonces esto es algo muy importante a la hora de coleccionar monedas así internacionalizadas.
Ahí hay que fijarse mucho en la calidad.
Si pensamos en el extremo opuesto, alguien que haga una colección de moneda muy local, pues no sé, fichas de hacienda guatemaltecas, o moneda local mallorquina, ese tipo de colecciones, bolletes de la guerra civil, pues ahí el coleccionista lo que quiere hacer es profundizar en una serie muy concreta y lo que quiere es describir con el mayor rigor posible y la mayor completitud posible una serie de monedas o billetes, pero muy, muy, muy determinados.
Claro, en ese caso, si hay varios coleccionistas de este estilo, pues la razón es que
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