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Cuentos para niños
La bella durmiente

La bella durmiente sj33

24/4/2025 · 07:08
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Cuentos para niños

Descripción de La bella durmiente 2u6g26

'La bella durmiente' es un cuento clásico, que pasó de generación en generación gracias a la narración oral. Ha sido recogido por numerosos escritores, entre ellos, Charles Perrault y los Hermanos Grimm. En todos los casos existen variaciones, aunque el tema central sigue siendo el mismo: una joven sobre la que pesa una maldición por la ira de un hada malvada y que queda sumida en un profundo sueño. t1125

Lee el podcast de La bella durmiente

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Cuentan que hace mucho tiempo un rey y una reina buscaban tener descendencia, pero no conseguían tener un hijo, así que ambos estaban muy tristes, hasta que un día una rana asomó la cabeza, y al ver a la reina junto al estanque, le dijo, No os preocupéis, mi reina, en un año daréis a luz a una hermosa niña.

Los pronósticos de la extraña rana se cumplieron, y un año después la reina dio a luz a una preciosa niña a la que pusieron de nombre Aurora, ya que para ellos era como un rayo de luz de la mañana.

El rey estaba tan contento que organizó una gran fiesta para dar la bienvenida a su hija, y además de invitar a la familia y a todos sus amigos, también decidió invitar a todas las hadas del bosque.

En total eran trece, pero como solo tenía doce platos de oro, una de ellas se quedó sin invitación.

Durante la magnífica fiesta, las hadas fueron regalando a las niñas maravillosos dones.

Serás la más hermosa de las criaturas, dijo una, y también la más bondadosa, dijo otra.

Yo te concedo el don de la empatía, y tu corazón será noble y puro, añadió la tercera.

Cantarás como los ruiseñores, dijo el cuarto hada, y bailarás como el viento entre las hojas, añadió otra hada.

Y así, una tras otra, fueron concediendo a la pequeña maravillosas virtudes, hasta llegar al último hada.

Justo cuando alzaba su varita para conceder el último regalo, se abrieron las ventanas de la estancia de golpe, y un frío viento llenó la habitación.

Los reyes sintieron un escalofrío, y en medio de un torbellino apareció el hada al que no habían invitado, con el rostro rojo por la ira.

¿Cómo habéis podido, Saren, no invitarme a la fiesta?, dijo con voz seca y profunda el hada enfurecida.

Yo también tengo un regalo para esta linda niña.

Cuando cumplas los dieciocho años, te pincharás el dedo con un uso y morirás.

La tenebrosa risa del hada hizo temblar hasta los cristales de la ventana.

Todos dieron un grito de espanto, y el hada se esfumó igual que llegó.

¡Oh, no!, lloraba la reina, mi pobre pequeña, decidme que podéis hacer algo, hadas bondadosas.

Entonces el hada, que aún no había concedido su regalo a la niña, se acercó a la reina y le dijo, Majestad, no puedo anular el hechizo, pero sí transformarlo, y diciendo esto, levantó su varita y dijo, cuando cumplas dieciocho años y te pinches el dedo con un uso, no morirás, sino que caerás en un profundo sueño junto con toda la corte, que durará cien años.

Después despertarás.

Desde aquel día, los reyes hicieron todo lo posible por evitar que se cumpliera aquel maleficio.

De hecho, ordenaron quemar todos los usos de la región y vigilaban a su pequeña constantemente.

Pero los años pasaron y la pequeña Aurora se convirtió en una hermosa y bondadosa joven que todos los príncipes deseaban conocer.

El día en el que Aurora cumplía los dieciocho años, y a pesar de que sus padres intentaron vigilarla, la joven, movida por la curiosidad, subió la escalera de caracol del castillo hacia un lugar que aún no había visitado.

Entonces descubrió una pequeña habitación en donde una anciana estaba tejiendo.

—Buenos días, saludó Aurora a la anciana, ¿qué hacéis aquí sola? —Estoy tejiendo, contestó con dulzura la mujer, qué extraño artilugio, no lo había visto nunca, ¿pudo acercarme para verlo mejor? —Claro, por supuesto, contestó maliciosa la anciana, ven, ven, alarga la mano y toca esta rueda de aquí.

Y Aurora, que además era muy obediente, hizo lo que la mujer ordenó.

Al tocar el uso, se pinchó el dedo y cayó fulminada en un profundo sueño.

La anciana rió, creyendo que había muerto, y desapareció sin darse cuenta de que en realidad no estaba muerta, sino dormida.

Los reyes, al descubrir lo que había pasado, tuvieron tiempo de llevar a su hija a su alcoba antes de caer ellos también en un profundo y largo sueño.

Toda la corte siguió a los reyes y hasta los animales, todos se durmieron, los cocineros, las amas de llaves, los caballos, los consejeros, y el castillo comenzó a cubrirse lentamente con unas zarzas llenas de espinas que con los años lograron ocultarlo de los ojos de la gente.

Fueron muchos, muchos años, y aunque el bosque cubría el castillo, la historia de la bella durmiente, como la llamaban en aquel lugar a Aurora, era muy famosa.

De hecho, muchos príncipes intentaron llegar al castillo para comprobar si podían liberar a la joven del encantamiento, pero murieron en el intento, puesto que no se podía atravesar ese inmenso muro de espinos.

Llegar hasta el castillo era muy peligroso.

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