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Cuentos para niños
Caperucita roja, un cuento clásico

Caperucita roja, un cuento clásico 4c2ds

27/2/2025 · 03:44
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Cuentos para niños

Descripción de Caperucita roja, un cuento clásico 5i1m4g

El cuento de Caperucita roja es un conocido cuento popular para niños, que parte de la tradición oral y que después fue recogido por numerosos escritores, como Charles Perrault o los Hermanos Grimm. Y a pesar de que existen algunas variaciones entre unos y otros, el hilo conductor de la historia en todos los casos se centra en la desobediencia de la niña hacia las advertencias de su madre. 2y156i

Lee el podcast de Caperucita roja, un cuento clásico

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Había una vez una niña muy buena que vivía con su madre en una casa cercana a un bosque.

Al otro lado del bosque vivía su abuela en una pequeña casita de campo.

La abuela de la pequeña le había regalado un abrigo con una caperuza roja, y todos comenzaron a llamarla Caperucita Roja.

Un día su madre le dijo, Caperucita, ¿puedes llevar una cesta con queso y miel para la abuela que está enferma? Y la pequeña, que era muy buena, no dudó en aceptar.

¡Claro que sí! ¡Pero ten cuidado y no te distraigas en el bosque! ¡No hables con nadie y no te entretengas! ¡Ten mucho cuidado porque en el bosque vive un lobo muy astuto! ¡No te preocupes mamá! dijo la niña.

¡No me entreteneré con nada! Y Caperucita salió muy contenta con su cestita hacia la casa de su abuelita.

Pero un poco más tarde, cuando Caperucita ya se había adentrado en el bosque, apareció a su encuentro el lobo, que se había escondido tras unos arbustos.

¡Oh, vaya, qué lindo abrigo llevas! le dijo el lobo con voz amable.

¡Muchas gracias! contestó la niña, confiada.

¿Y dónde vas tan contenta? A llevar un poco de miel a mi abuelita, que vive al otro lado del bosque.

¡Vaya! ¡Pues entonces es mejor que vayas por ese otro camino! Le indicó el lobo astuto, señalando un camino más largo que también llevaba a la casa de la abuela.

¡Por allí hay unas flores preciosas y podrás hacer un ramillete para tu abuela! ¡Oh, es una idea fantástica! dijo risueña Caperucita.

¡Muchas gracias señor lobo! Y Caperucita se fue por el camino más largo, mientras que el lobo comenzó a correr hacia la casa de la abuelita de la niña para llegar antes.

Y así fue como el lobo llegó antes que la niña a casa de la abuelita.

Entonces llamó a la puerta y oyó a la abuelita que preguntaba.

¿Quién es? ¡Soy yo, Caperucita! contestó el lobo, falseando la voz.

Traigo un poco de queso y miel para que te pongas bien.

¡Pasa, pasa! ¡Tira del picaporte y entra! El lobo entró de golpe y se tragó de un bocado a la abuelita.

Después se puso un camisón de la anciana y se metió en la cama.

Y poco después llegó Caperucita.

¡Abuelita, soy yo, Caperucita! ¡Te traigo un ramo de flores y un poco de queso y miel! ¡Ah, hijita, pasa, pasa! Dijo entonces el lobo disfrazado de abuelita desde la cama, con la voz cambiada.

Caperucita entró y dijo.

¿Te noto algo distinta, abuelita? ¡Qué voz tan ronca tienes! ¡Claro! ¡Es que estoy fatal de la garganta! ¡Me vendrá muy bien tu miel! ¿Y qué ojos tan grandes tienes, abuelita? ¡Son para verte mejor! ¿Y la nariz? ¡Qué nariz tan puntiaguda! ¡Es para olerte mejor! ¿Y la boca? ¡Qué boca! ¡Y qué dientes tan grandes! ¡Es para comerte mejor! Y con este grito el lobo se comió también de un bocado a Caperucita.

Pero en ese momento un cazador pasaba por allí y, alarmado por los ronquidos que salían de la casa de la abuelita, decidió entrar para echar un vistazo.

Caperucita se encontró al lobo durmiendo con la panza muy abultada.

Rajó su tripa y salieron Sanas y Salvas, Caperucita y su abuela.

El cazador llenó luego la tripa del lobo de piedras y le lanzó a un río para que se ahogara.

Caperucita y su abuela invitaron al cazador en muestra de gratitud a un gran banquete.

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