
Messi, Cristiano y Stephen King tienen algo que a ti te falta 1u2t4c
Descripción de Messi, Cristiano y Stephen King tienen algo que a ti te falta 711z1y
Todos hablan del talento. Pero el talento es barato. Lo decía Stephen King y lo demuestra cualquiera que lleve más de un año en este sector. Este episodio va de lo que separa al que lo intenta del que lo consigue. Te cuento: — Qué tenían en común Messi, Cristiano y Stephen King (y por qué importa en inmobiliaria). — La historia de un asesor con potencial que se apagó demasiado pronto. — Por qué el problema no es vender poco, sino vender a ratos. — Y cómo dejar de vivir a impulsos y empezar a trabajar con intención, rutina y constancia. Vender no es épico. Vender es constante. Escucha este episodio si alguna vez sentiste que lo haces bien… pero no aguantas lo suficiente para recoger los frutos. Suscríbete gratis a Venta Inmobiliaria para Gente Despierta en alfonsorivero.com. Cada día una lección práctica para vender casas con método, cabeza y sin pose. Día que no estás, lección que te pierdes. La sintonía de VENDIDO es de Mr. Sóriver. Escúchalo en Spotify: Mr. Sóriver 573m5q
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Stephen Keel lo dijo muy claro, sin rodeos, el talento es más barato que la sal de mesa.
Lo que separa al individuo talentoso del exitoso es un montón de trabajo duro. Y esto no va solo de escribir novelas. Piensa en Messi cristiano. Ve más allá de lo que repiten los tertulianos deportivos estos. Que si uno es más un genio, que si el otro es más un atleta, que si regate, que si potencia, que si uno nace el otro se hace. Chorradas. Todo el mundo se fijaba en las diferencias, pero lo importante era lo que tenían en común.
Porque lo que los puso por encima del resto no tiene nada que ver con lo que la mayoría cree. Y lo creas o no, eso mismo es lo que puede hacer que tú estés años luz por delante del 90% de los asesores del sector. Ahora te lo cuento, pero antes déjame hablarte de un asesor de mi equipo. Año 2014, una historia real que me hizo ver con claridad por qué hay gente que lo tiene todo para triunfar, y aún así se queda afuera. Año 2014, como te decía, yo era franquiciado, recién estrenado, había montado mi oficina con toda la ilusión del mundo y aunque sabía que lo difícil no era abrir, sino mantenerse, todavía no me imaginaba lo que estaba por venir. Uno de los primeros asesores que contraté tenía muy buena pinta. De estos, que te los imaginas, cerrando operaciones sin despeinarse, buen verbo, buen fondo, buenas maneras, parecía el perfil perfecto.
Y durante la primera semana lo fue. Llegaba puntual, tomaba notas, preguntaba, salía a la calle con decisión, volvía con datos, con os, con ganas, el típico que te hace pensar, este va a durar. Pero no duró. La segunda semana ya no era igual. Empezar a llegar un poco más tarde, empezar a revisar su zona más que a pisarla, y en vez de llamar se pasaba horas preparando su argumentario. El lunes estaba entusiasmado, el martes estaba agotado, el miércoles ya dudaba de si esto era para él. El viernes pidió un café largo y el lunes siguiente ya no volvió. Le llamé, me dijo que necesitaba algo más estable, que había encontrado otra cosa menos exigente, que el sector estaba muy difícil, que los propietarios eran duros, que necesitaba ordenarse primero y ya luego vería.
Y colgó. No me sorprendió, pero me dejó pensativo. Durante semanas estuve dándole vueltas. No era el único. Otros antes que él se habían ido. Pero este tenía todo para destacar y no lo hizo. ¿Por qué? Me di cuenta de algo que he visto una y otra vez en este sector. Hay gente que empieza fuerte pero no aguanta. Hay quien parece que va a ser top pero no pasa de promesa. Hay quien habla bien, se viste bien, se mueve bien pero no factura. Porque esto no va a empezar con fuegos artificiales, esto va a detener fondo. Y el fondo no se ve en la entrevista. No se mide en los primeros días, no lo puedes detectar en una captación. El fondo aparece cuando pasa el entusiasmo y queda el barro. Ahí se ven los asesores de verdad. Los que llaman aunque no les cojan.
Los que insisten aunque no haya resultados inmediatos. Los que entienden que la venta inmobiliaria no es una carrera de 100 metros, es una maratón de 42 kilómetros que se corre cada día. Y sé de lo que te hablo porque yo la he corrido. Y después de romperme un tendón de Aquiles. Y si tú no estás preparado para eso, lo siento, pero no vas a llegar lejos. Mira, en este trabajo todos hemos tenido días de bajón. Días que no suena el teléfono. Días que te cancela una firma. Días que un propietario te dice que no confía en ti. Días que una operación se cae. Días que piensas, ¿y si esto no es para mí? La diferencia está en lo que haces al día siguiente. Vuelves al ataque o te escondes tras el Excel. Sigues llamando o te pones a planificar.
Enfrentas la realidad o te montas una historia. Te seré sincero. Los mejores asesores que he conocido no son los más brillantes. No son los más guapos. No son los que mejor hablan. Son los que más aguantan. Los que hacen lo importante incluso cuando no apetece. Los que siguen su sistema aunque no vean resultados inmediatos. Los que entienden que sembrar no es tan divertido como cosechar, pero sin siembra no hay cosecha.
Y ese fue mi aprendizaje con aquel asesor. Tenía talento, tenía actitud, pero no tenía constancia. Y la constancia no se enseña, se entrena. Yo no era el más constante al principio. También me costaba. También me montaba películas. También me distraía con tareas importantes para no hacer lo esencial. Hasta que un día me harté. Me miré al espejo y me dije, si no eres constante, estás condenado a empezar de cero una vez.
Comentarios de Messi, Cristiano y Stephen King tienen algo que a ti te falta 41511n